Page 105 - El rostro de las letras
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    88 RETRATOS PARA TODOS
incluía la efigie de treinta y tres celebridades –de ellos, una veinte- na de escritores–, podemos calcular la enorme difusión que en su tiempo alcanzó su trabajo.
El prestigio de la Galería de Juliá se mantuvo largos años y no es raro encontrar su huella en las crónicas periodísticas y en las pági- nas de recuerdos que se editaron después. Jacinto Benavente evocó en sus memorias al fotógrafo, al que conoció siendo niño, durante las numerosas visitas que le hacía su padre, que era el médico de cabecera de la familia. “Uno de los primeros fotógrafos profesiona- les que se establecieron en Madrid –escribió don Jacinto– fue don Eusebio Juliá. Tenía su Fotografía al lado del teatro Español. Como entonces la fotografía no era instantánea ni mucho menos, era difí- cil retratar a los niños y aun a muchas personas mayores, inquietas y nerviosas, Juliá hizo su especialidad de los retratos de niños.
Con esto ganó lo que quiso, como suele decirse. Tanto él como su familia, eran grandes aficionados al teatro y conocían y trataban a todos los actores y actrices de aquel tiempo, como a los autores y músicos, todos clientes de la Fotografía [...]. La colección fotográfi- ca era un verdadero museo de celebridades españolas. Es de temer que nadie se haya encargado de recogerla y catalogarla”31.
No se equivocaba el escritor. Sucesivas devastaciones convirtieron el archivo de Juliá en lo que acabarían siendo los de la mayoría de los fotógrafos españoles de su tiempo, en un resto disperso y arrui- nado, con los negativos de cristal rotos, arrojados a las escombreras y sus originales de papel malvendidos a las casas de antigüedades y librerías de lance. El testimonio de su bisnieto Javier Domínguez
es demoledor: “Juliá legó a sus hijas varias casas en Madrid y su valiosísimo archivo fotográfico. Las casas no daban lo suficiente para vivir por la congelación de alquileres y así se vieron forzadas a ir malvendiendo las fotografías del archivo, por las que daban muy poco. Eso explica la pérdida del conjunto de retratos de todas las personalidades políticas, culturales y artísticas de la época. A esto hay que añadir que los niños nos divertíamos en casa viendo aque- llos cromos y haciendo verdaderas salvajadas con ellos”32.
La mayoría de los grandes fotógrafos comercializaron sus propias Galerías de Celebridades, que las ofrecían a sus clientes, tanto en Barcelona, como en Sevilla, Zaragoza, Valencia, y sobre todo en
Página siguiente: Wenceslao Ayguals de Izco, Juan Eugenio Hartzenbusch, Ramón de Mesonero Romanos, Juan Martínez Villergas, Eusebio Blasco, García Gutiérrez, Manuel Fernández y González, Julio Nombela y el marqués de Molins, fueron algunos de los literatos cuyos retratos incluyó el fotógrafo Eusebio JULIÁ en sus célebres almanaques. Hacia 1870 (Archivo Monasor)
31 Benavente, Jacinto, “Recuerdos y olvidos”, Ed. Aguilar, Madrid, 1959.
32 Domínguez, Javier, del libro inédito “Recuerdos de la fotografía de Juliá”. Se trata de uno de los testimonios fami- liares más valiosos sobre la desgraciada peripecia de los archivos fotográficos españoles del siglo XIX.

























































































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