Page 206 - Revista de Occidente o la modenidad española

se iban seleccionando las personas y los origina- les». Son unas páginas conocidas, pero revelado- ras, las de Ramón, cuya reproducción no es posible evitar, pues describe las reuniones con detalle:
La tertulia no tenía prisa ni inquietud. Tenía sofá y mu- chas butacas y sillas [...] Comenzaba de siete y media a ocho y acababa de nueve y media a diez. El salón estaba recóndito en una de esas casas para oficinas que resplan- decen por todos sus balcones en la Gran Vía y en las que hay escuelas de chóferes, onduladoras, dentistas, y hasta se hacen operaciones en una pequeña oficina quirúrgica echando al cesto de los papeles los restos extirpados.
Afirma Ramón que el salón estaba decorado «un poco submarino» y en él había «un girar de plataformas que comunican distintos mundos con la redacción».
También Guillermo de Torre, en Tan pronto ayer, ofrece datos de la tertulia, de la que hay al- guna fotografía muy conocida. Sugiere que su es- píritu estaba más al día que el mobiliario, con un diseño todavía «lejos de las depuraciones a las que ha llevado el funcionalismo». En ella Ortega ejer- cía de Sócrates, según el hispanista irlandés Walter Starkie, un asistente ocasional, y su liderazgo era tan indiscutido que alguien tan, digamos, especial como Ramón, que era el dictador en su tertulia del café de Pombo, lo reconocía sin pestañear y lo pro- clamaba, entre otros lugares, en Automoribundia.
Entre los asistentes a la tertulia de Revista de Occidente se puede distinguir a los habituales, a los más o menos asiduos y a los invitados para la oca- sión. Guillermo de Torre señala entre los más acti- vos que formaban la guardia pretoriana de Ortega a Fernando Vela, Corpus Barga, Benjamín Jarnés,
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