Page 175 - Revista de Occidente o la modenidad española
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menos los espacios donde vivió, porque no hay nada que determine más la actividad que uno despliega, nada que condicione la rutina de una forma más po- derosa. Nacido en Oviedo el 26 de octubre de 1888, Fernando Evaristo García Alonso opositó al Cuerpo Técnico de Aduanas, en el que ingresó en 1908, sien- do destinado primero a Águilas (Murcia) y luego, de vuelta a su tierra natal, a Llanes y a Gijón. En 1918 es secretario del Ateneo Obrero de esta última ciudad, institución que para celebrar su centenario, en 1991, editó unos Relatos —en realidad, más bien artículos, aunque algunos provienen ciertamente de la sección «Inmovilidades» de El grano de pimienta, donde el au- tor abandonó esas estampas narrativas, materiales sin pulir para una novela que quedó sin culminar— que dedicaban «A Fernando García Vela, miembro que fue de la Logia Masónica Jovellanos de Gijón y a todos los demás miembros masónicos de las logias gijonesas»... Tres años después, en 1921, se traslada ya a Madrid, donde hasta 1936 iba a desarrollar con creciente satis- facción y con inmensa alegría intelectual la actividad que es, principalmente, el objeto de estas páginas, esto es, la coordinación de la Revista de Occidente, que
fue la revista más importante del siglo xx español. Al estallar la Guerra Civil y arruinarse todo ese clima, o
al comprobarse hasta qué punto pueden llegar a ser secundarios y prescindibles los debates sobre poesía, Vela se refugia primero, durante varios meses, en la embajada de Haití y luego consigue pasar a Francia. Desde allí se traslada, una vez caído el frente del norte, a San Sebastián, donde sería protegido por algunos miembros de su familia. En 1938 se desplaza a Tánger, más resignado que contento, para trabajar en el diario España, recién fundado allí y donde Vela, autoexigente siempre, siguió dando lo mejor de su pluma a pesar de
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