Page 371 - Azaña: Intelectual y estadista | eBook
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 Llegó incluso a asegurarle que de ningún modo aceptaría su extradición a España7. En cambio, Laval pareció desinteresarse por completo de la suer- te que pudiese correr Azaña, negándole la calidad de refugiado y, se recor- dará, deseando incluso que fuera llevado a Madrid por sus persecutores falangistas, declarando con cinismo que sería por su bien.
Probablemente, fue la consecuencia de este tira y afloja entre las dos cabezas del Ejecutivo de Vichy lo que impidió el rapto de Manuel Azaña. Un se- cuestro que era la única manera que se les presentaba a los agentes de la Embajada española para llevárselo a Madrid. Una rápida mirada a la larga lista de personalidades que fueron asignadas a residencias en territorio con- trolado por Vichy entre julio de 1940 y noviembre de 1942 demostraría que los tribunales franceses no aceptaron ninguna demanda de extradición pedida por el Gobierno franquista8. Y puede pensarse que la Embajada española, aprovechándose de la gran inestabilidad política y jurídica que reinaba en Francia después de la firma del armisticio de junio de 1940, intentó, con la ayuda de la Gestapo en zona ocupada y con la colaboración de altos funcionarios franceses, llevar a cabo esas operaciones ilegales, pro- pias del gansterismo.
E. Morin
Entierro de Azaña en el cementerio de Montauban. En la acera
se ve al escritor y diputado
José Díaz Fernández
Fotografía, Montauban,
5 de noviembre de 1940 Asociación Manuel Azaña
7 Ibídem, pp. 240 y 246.
8 Los casos más conocidos fueron los
de Francisco Largo Caballero y Federica Montseny, juzgados por el tribunal de Limoges en la primavera de 1941.
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