Page 176 - Azaña: Intelectual y estadista | eBook
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En el mismo tono de las Misiones Pedagógicas, promovidas por la Segunda República, Rivas Cherif muestra el papel de la escena, de la música, de la danza y la necesidad de profesionalización, al tiempo que se refiere al papel que han de desempeñar en la formación general de los seres humanos como herramientas indispensables de conocimiento personal. Leemos sus páginas y ahí está Stanislavski y su memoria afectiva, Brecht y el distanciamiento creador de criterio, de libertad de pensamiento; ahí está Meyerhold y su biomecánica entrenando el cuerpo para que albergue una mente sana y abierta.
Ahí están las mujeres, reinventando la escena en un lenguaje propio, personal, del mismo modo que habían logrado, en ese mismo tiempo, su derecho a ser ciudadanas votando representantes y maneras de conviven- cia. La danza moderna, la nueva voz, las nuevas dramaturgias. La nueva música. Y el reconocimiento de la contradicción inherente a un proyecto de mundo demediado. Y la urgencia de solventar el error estratégicamen- te diseñado para justificar la ausencia. Porque las Misiones Pedagógicas no se reservaron la grandeza llevando mínimos, limosna, a aquellos luga- res remotos de una España remota. Al contrario, llevaron los mejores frutos universales que la cultura da y se esmeraron en que ni la música clásica o la pintura museística, los libros y el teatro de la tradición espa- ñola, o el cine, fueran ajenos a quienes los recibían sin saber, al principio tal vez, que eran suyos, que no se trataba de un regalo, sino de una recu- peración de lo propio. Lo hicieron con respeto, “empoderando” a hom- bres y mujeres a los que no se había tenido en cuenta para escribir la historia, haciéndoles saber que la raíz de todo aquello estaba en sus can- tos, en sus danzas, en sus leyendas y en sus costumbres. Nombres como los de María Zambrano, Maruja Mallo, Carmen Conde o María Moliner han de hacernos comprender la magnitud de esta empresa. Que sus nom- bres sean, por una vez, representantes de seiscientos “misioneros” reco- rriendo siete mil pueblos entre 1931 y 1936.
Las fotografías, las filmaciones o la lectura de los informes de las y los Mi- sioneros Pedagógicos bastan para intuir lo que aquello pretendía lograr. Y lo que quedó, semilla escondida, a pesar de la ocultación y el descrédito que trató de borrarlo.
Hay otra imagen que compartimos, maravillosa y trágica, está firmada por Alfonso y publicada en La Voz, el 4 de diciembre de 1931: Manuel Azaña condecora con el lazo para señoras de la Orden de Isabel la Católica a “la insigne artista Antonia Mercé, La Argentina, durante un descanso de la función celebrada anoche en el Teatro Español”. Antonia Mercé está vesti- da de escena, el “jefe del Gobierno, D. Manuel Azaña”, pone el lazo en el mantón de la artista.
A la manera de los Ballets Rusos de Diáguilev, Antonia Mercé había crea- do los Ballets Espagnols. Había llevado el flamenco, la danza estilizada,
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