Page 116 - Intermedios
P. 116

reuil. Su obertura con el primer plano de un ojo cortado por una navaja -idea de Dalí y que en la última versión conocida del guión figura al final del film- causó sensación y su discurso erótico (un joven en pos de una mujer deseada que se le escabulle) les valió el aplauso entusiasta del grupo surrealista parisino en su estreno en junio de 1929, por lo que Breton les admitió inmediatamente como miembros de su grupo.
Este éxito motivó que los vizcondes de noailles, generoso mecenas de la intelectual- idad parisina, propusieran financiar a Buñuel un segundo film, pero esta vez sonoro. Y a pesar del distanciamiento entre Buñuel y Dalí debido al nuevo compromiso erótico del pin- tor con Gala Eluard y a su renovado frenesí pictórico, la verdad es que proporcionó ideas valiosas al nuevo proyecto, que se titularía L´age d´or (1930). Esta vez el film tomó la for- ma de un manifiesto militante y virulento del ideario subversivo -revolucionario, erótico, antiburgués y antirreligioso- del movimien- to surrealista, culminado con un homenaje al marqués de Sade, por lo que, tras su estreno el 28 de noviembre de 1930, suscitó el 3 de diciembre un asalto de protesta a la sala de proyección, con lanzamiento de bombas féti- das y agresiones a la pantalla, escándalo que culminó, tras la confiscación de la película por la policía y su revisión por la Comisión de Censura y los recursos administrativos corre- spondientes, a su prohibición definitiva el 15 de enero de 1931.
Buñuel vivió estos episodios a distancia, pues se hallaba por entonces en Hollywood para colaborar en la, finalmente frustra- da, tarea de la Metro-Goldwyn-Mayer para producir films hablados en diferentes idi- omas, para hacer frente a la crisis abierta por el cine sonoro ante los mercados mul- tilingües de Europa y América Latina. Tras el fracaso de esta estrategia, regresó a España en vísperas de la proclamación de la II República, en abril de 1931, y llevado por el entusiasmo revolucionario ingresó en el Partido Comunista, lo que implicaba una ruptura con la ortodoxia surrealista abanderada por Breton. La grave crisis in- dustrial producida en el difícil tránsito del cine mudo al sonoro le llevó a trabajar en los servicios de doblaje al español en los estudios que la Paramount había instalado en Joinville-lePont, cerca de París. Lo que no le impidió que, con dinero prestado por su amigo, artista y pedagogo anarquista aragonés Ramón Acín, Buñuel rodara en la primavera de 1933 un áspero documen- tal antropológico en la depauperada región de Las Hurdes, que titularía tierra sin pan. Además de su valor como documento et- nográfico (aunque las acciones mostradas fueron escenificadas por el director, con en- sayos previos, a partir de sus observaciones y notas generadas por visitas previas a la zona) el documental ofreció algunos atis- bos surrealistas (las escenas con enanos y cretinos, la ceremonia de decapitación de gallos) y un mensaje político -coherente con su militancia comunista-, acusando im-
TIERRA SIn PAn
plícitamente a la república burguesa de no haber resuelto aquella lacerante lacra so- cial de subdesarrrollo, pobreza y enferme- dad). tierra sin pan no pudo exhibirse públi- camente hasta la llegada del Frente Popu- lar en febrero de 1936 y fue sonorizada en París a finales de aquel año, tras el estallido de la Guerra Civil, con un comentario escri- to por el director y por Pierre unik, añadi- endo un letrero final que aseguraba que en la guerra que se libraba en España el gobi- erno aspiraba a erradicar aquellos focos de miseria de los que los grandes terratenien- tes eran responsables.
Tras el rodaje en 1933 de su documental hurdano, Buñuel se empleó en enero de 1934 como director de la sección de dobla- je al español de la sucursal madrileña de la distribuidora Warner Bros. Pero su actividad más creativa surgió de su asociación con el ingeniero Ricardo urgoiti, que había es- tudiado radiotelefonía en Estados unidos, fue promotor desde 1925 de la incipiente industria radiofónica en España, patentó un sistema de sonorización discográfica de películas, abrió una empresa de distri- bución de films importados llamada Filmó- fono y, para promocionarlos, inauguró el cineclub Proa-Filmófono, con un equipo de asesores que seleccionaba sus películas y en el que figuró Luis Buñuel. El Estudio Proa-Filmófono se convirtió en una ventana abierta a la modernidad cinematográfica, que dio a conocer al público madrileño lo más avanzado del cine internacional.
  LA EDAD DE ORO
114 intermedios
  


























































































   114   115   116   117   118