Page 64 - Gaudí. La búsqueda de la forma
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70 GAUDÍ Y LA CONSTRUCCIÓNtética maqueta de hilos a la cual hubiéramos quitado su parte inferior, o sea, la supe- rior del edificio (J.-L. González, 1993a).Son paradojas que con toda probabilidad Gaudí conocía a la perfección y que resolvió correctamente para esa construcción parcial. No podremos saber si el éxito habría sido total una vez concluido todo el conjunto.La falta de documentación y la inconclusión de la obra dan lugar a las interpretaciones más aventuradas; por ejemplo, la que afirma que el sistema de arcos y costillas del techo de la capilla es una muestra de un brutal despliegue de un vocabulario elemental y primi- tivo (Solà-Morales, 1983). Sólo puede asegurarse lo anterior si no se comprueba que la desnudez de arcos y costillas obedece a la inconclusión de la propia obra; en un rincón de la misma se encuentran indicios de cómo acabar y camuflar esa configuración constructi- va (fig. 23) que dejan claro que Gaudí no era, en absoluto, partidario de lo que se ha dado en llamar «sinceridad constructiva». Como mucho, sólo los pilares de basalto desbastado podrían entenderse como algo primitivo, pero también puede argumentarse que Gaudí esco- ge un material mucho más resistente para conseguir, al reducir el diámetro de los pilares, un espacio del presbiterio más diáfano. Que los dejara casi como salieron de la cantera también se explica por la extraordinaria dureza del material y su resistencia a la labra.Donde no hay dudas de lo que quiso hacer Gaudí es en las partes que podemos con- siderar totalmente acabadas: las fachadas y el pórtico.Las fachadas, por su carácter superficial, no podían realizarse dando corporeidad a los hilos, lo cual llevó al arquitecto a resolverlas mediante superficies regladas. El méto- do era sencillo y, naturalmente, reflejaba con una fuerza muy expresiva la maqueta gene- radora del edificio: los hilos se materializaron con fábrica de ladrillo recocho con un ancho de varias sogas, y entre «hilo» e «hilo», que no eran paralelos, se tendió la fábrica oscu- ra de ladrillos requemados o escorias (Vendrell, 1997-2001) que representaba el vacío entre ellos. Su falta de paralelismo generaba una superficie alabeada (fig. 24).El conjunto arrancaba de un polígono estrellado, lo que dio a algunos tramos de la fachada una forma que puede entenderse como propia de unos contrafuertes (fig. 25); nada más erróneo, ya que lo que pretendía Gaudí era precisamente evitarlos, como ya se ha indicado. En realidad, lo que parece un contrafuerte es un muro plegado que res- ponde a la forma buscada en la maqueta y que aporta mayor rigidez que la del muro recto, siguiendo el mismo principio mecánico aplicado en el delgado tabique, en forma de conoide, que cierra las Escuelas Provisionales de la Sagrada Família (Looise, 1979).En esos muros se abrieron las ventanas, y en los recercados de éstas encontramos un ejemplo nítido de la continuidad que siempre buscó. No existen ni jambas ni dinteles, ni arcos, ni alféizares; es un todo continuo para el que no son de aplicación los anteriores términos, pero la extraordinaria expresividad del trencadís no impide que, además, todo el conjunto responda a una razón práctica: la expulsión controlada del agua (fig. 26).En el pórtico vuelve a quedar patente el esfuerzo de pasar del hilo al arco y a la columna, a lo que se añade un elemento que quizá habría estado mucho más presente en la parte superior del edificio de haberse acabado: una versión absolutamente genial y novedosa de la forma de las bóvedas.Antes de entrar en ellas, sin embargo, es preciso ver los elementos sobre los que descansan, los arcos, y en ellos encontramos a un Gaudí que podemos considerar divertido, de buen humor, aunque consecuente con esa búsqueda inagotable, mediante el dominio de los elementos constructivos, de recursos expresivos sin contradicciones.El pórtico está formado por un conjunto de pilares, arcos y bóvedas que forman una retícula triangular que da soporte a dos plataformas y dos tramos de escalera que habrían permitido acceder a la iglesia alta. De acuerdo con lo prescrito por la maque-Pruebas de formas diversas, hechas con mortero de cemento pórtland, para dar un acabado más rico a los arcos del techo de la iglesia de la Colònia Güell (fig. 23)Formas alabeadas de fábrica de piedra tendida entre dos líneas de fábrica de ladrillo (fig. 24)Los aparentes contrafuertes son en realidad ondulaciones del muro que le dan rigidez (fig. 25)Las formas aparentemente libres que rodean la ventana tienen en realidad la función de desagüe (fig. 26)


































































































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