Page 57 - Gaudí. La búsqueda de la forma
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Descenso de cargas de la planta entresuelo a la baja con un cambio de ubicación de los elementos verticales (fig. 6)Estructura de pilares y jácenas de la Casa Milà que permite una distribución totalmente libre de los tabiques (fig. 5)GAUDÍ Y LA CONSTRUCCIÓN 63primer proyecto (J.-L. González, 2001a), encontramos elementos con una forma en alzado que podemos denominar arborescente, en la que de un pilar se pasa a dos median- te dos ménsulas equilibradas con la ayuda del acero (fig. 6). Ese mismo sistema se desarrolla en el colegio de las las Teresianas solamente con fábrica de ladrillo, con lo cual se consiguen unos efectos espaciales interiores únicos: de una pared en la planta baja se pasa, mediante dos pequeñas ménsulas, a unos pasillos que se cubren con arcos de perfil parabólico, unos pasillos que rodean el patio central y que forman uno de los conjuntos espaciales más interesantes de la obra temprana (fig. 7, p. 59;Tomlow, 1979b).Es posible que estos ejemplos sean la raíz a partir de la cual se desarrollaron, en la etapa de madurez, las estructuras arborescentes como las de las últimas versiones de la nave de la Sagrada Familia.PA R E D E S . Con paredes de carga muy finas, propias del uso catalán de la época (J.-L. González, 2001b), Gaudí resolvió muchas de las obras menos singulares, como la Casa Vicens, la Calvet y la de los Botines. En ésta última, sin embargo, una transposi- ción no muy acertada del tipo habitual de vivienda del Eixample barcelonés a un solar a cuatro vientos de León, muy interesante como distribución (Molema, 1992), dio como resultado un edificio casi sin margen de seguridad (J.-L. González, 1995, 1996) que, además, se apoyaba sobre unos cimientos también problemáticos (Martinell, 1967; Casals, 1996). Gaudí, naturalmente, también se equivocó alguna vez.FACHADAS. No obstante,el caso más singular de elemento vertical es sin duda la fachada de la Casa Milà, que representa un cambio radical sin precedentes, ya que las fachadas, y las de Gaudí no eran ninguna excepción, actuaban siempre como transmisores de cargas hacia los cimientos. En este caso, los sillares no aguantan nada, sino que se cuelgan con anclajes de acero de los elementos portantes interiores (Asarta, 1998; Vila, 1990; fig. 8), los cuales, tal como se ha indicado antes, también buscan la máxima libertad en la confi-Anclajes de acero fijados a la estructura del edificio para sostener los sillares de la fachada (fig. 8)


































































































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