Page 23 - EL FUTURO NO ES DE NADIE TODAVÍA. EUGENIO AMPUDIA
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culado a la economía: dormir durante una serie de horas se- guidas implica longitudes más flexibles a destinar para trabajar y ser productivos. Esas tres horas de estar despiertos a mitad de la noche, algo que hacían nuestros antepasados lejanos, quedaron olvidadas o fueron convertidas en enfermedad. Así pues, contexto de velocidad y productividad y olvido provo- cado de otros sistemas de actuación para evitar el análisis y la aparición de posibles formas de vida en relación a la distri- bución horaria de nuestros cuerpos y sus descansos más allá de la economía. Dormir y economía, dormir y posibilidad de acción. Dormir como posicionamiento político. Y aquí entrá- bamos también con algunos nombres de artistas contempo- ráneos y no tan contemporáneos y les pasaba por mail fotos de Eugenio Ampudia durmiendo frente a un Goya.En este momento de ir mezclando contenidos (de Descartes a Ampudia), el dormir se descubría como un sistema de acti- vación de posibilidad, como un elemento de carga política, como un momento activo desde la pasividad. Y Eugenio Am- pudia duerme frente a un Goya y no un Goya cualquiera.En el museo, en el Gran Museo, Ampudia se salta las normas de seguridad y cruza esa cuerda que sirve para demostrarnos que un cuadro específico es importante y nuestra acción puede ser peligrosa —hasta amenazante— si nos acercamos demasiado. La cuerda en el Prado, o su versión en formato línea negra pintada en el suelo en otros museos, es un ele-mento del lenguaje expositivo de poder. Aquí no puedes en- trar. Bueno, sí que podrías, pero estarías haciendo algo mal, así que mejor no lo hagas. Y no lo hagas por tu bien, primero, pero también por el de todos, que te puedes cargar La His- toria. No es necesario que nadie te diga que no puedes sal- tarte esa cuerda, ya que lo tienes perfectamente interiorizado. Si te saltas la cuerda es lógico que el personal de seguridad salga corriendo y actúe con violencia. Si te has saltado las normas, el sistema tiene derechos sobre tu cuerpo. La cuerda es una de las indicaciones más directas que existen dentro de la exposición, antes ya has asumido otras (como son las colas en la entrada, el volumen bajo en las conversaciones, los de seguridad paseando por las salas, los textos, las car- telas, los focos...). La cuerda, y el museo, están en ese per- manente presente lejos del día y la noche. En su horario de apertura, el museo y la cuerda estarán en orden y siempre en orden. La cuerda, al mismo tiempo, necesitará de personas visitando el museo para existir plenamente. Su función marca su estatus y también el del cuadro que tiene al otro lado. La cuerda dirigirá la mirada, una mirada cargada de economía y valor. En vez de atacar, rasgar o acuchillar el cuadro (activi- dades todas ellas que se repiten de vez en cuando y que se cuentan desde los media con inusitado interés), Eugenio Am- pudia supera la cuerda, se estira en el suelo y se prepara para dormir justo bajo la pintura, almohada y saco de dormir en mano. De un modo grácil retira la cuerda y, en ese pasillito entre cuerda y pared, ese lugar inexistente hasta ese mo-23 | EUGENIO AMPUDIA. EL FUTURO NO ES DE NADIE TODAVÍA23 | EUGENIO AMPUDIA. EL FUTURO NO ES DE NADIE TODAVÍA


































































































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