Page 133 - Carlos III. Proyección exterior y científica de un reinado ilustrado
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 LA PROYECCIÓN ULTRAMARINA DE UN REINADO ILUSTRADO 131
3 LA APERTURA PROGRAMADA DE UN NUEVO CICLO DE EXPEDICIONES MARÍTIMAS Y TERRESTRES
Si la Paz de Versalles fortaleció el dominio español en todas las regiones, la expansión territorial no se hizo sólo a costa de los acuerdos con Inglaterra y Portugal, sino a partir de una serie de iniciativas que permitieron ampliar considerablemente las fronteras del Imperio. En efecto, también la apertura, deliberadamente programada, de un nuevo ciclo de exploraciones marítimas obedeció en primer lugar a motivacio- nes de índole militar, relacionadas con la defensa de América y la salvaguarda de los intereses hispanos, aunque al mismo tiempo las nuevas preocupaciones presentes en el pensamiento ilustrado impusieron una paralela finalidad científica a buena parte de estas empresas.
El arranque de estas expediciones puede fijarse en la fundación del puerto de San Blas (1768), que constituirá la base de operaciones y el punto de partida de las naves que se enviaban en dirección al Norte. Las expediciones fueron dirigidas, respec- tivamente por Juan José Pérez (que descubrió la isla de Vancouver y la bahía de Nutka, 1774), Bruno Hezeta y Juan Francisco de la Bodega (que llegaron hasta los 58o de la- titud norte en el golfo de Alaska, 1775), Ignacio Arteaga y Juan Francisco de la Bodega (que exploraron la península de Kenai y la isla de Kodiak, 1779), José Esteban Martínez y Juan Pantoja (que establecieron la derrota para atravesar el canal de Santa Bárbara, 1782) y José Esteban Martínez y Gonzalo López de Haro (que zarparon en los mismos barcos dos veces consecutivas en 1788 y 1789), sin que haya solución de continuidad entre las expediciones organizadas bajo Carlos III y las del reinado siguiente9.
Del mismo modo, y por idénticas razones, a partir de 1765 se reanudó el sis- temático reconocimiento del área marítima más meridional. Las expediciones dirigi- das a Patagonia fueron mandadas por Domingo Perler (1767), Manuel de Pando (que alcanzó la Tierra de Fuego, 1767-1769), Francisco Gil de Taboada (1768-1770), José de Goicoechea (1770), Juan de la Piedra y Francisco de Viedma (1778-1779), Juan de la Piedra de nuevo (1779), José Domingo Gonzalorena y José Michán (1779), Ber- nardo Tafor (1779-1780), Basilio Villarino (1779-1783), Antonio de Viedma (1780- 1783), Francisco de Medina (1783-1784) y de nuevo Bernardo Tafor (1786), cerrando el ciclo del reinado de Carlos III, que tuvo perfecta continuidad en el siguiente. Esta persistente exploración de las regiones más meridionales de América se completó finalmente con los nuevos reconocimientos del estrecho de Magallanes llevados a cabo por Antonio de Córdoba, en dos ocasiones sucesivas (1785-1786 y 1788-1789), mientras que, en las costas del Pacífico, el principal objetivo se centró en la sistemá- tica exploración de la isla de Chiloé, acometida por José de Moraleda en una larga campaña desarrollada entre 1787 y 179010.
Otro grupo de expediciones serían organizadas desde el Perú por el virrey Manuel Amat, con el objetivo de salir al paso de la presencia inglesa en las islas más
9. BERNABÉu AlBERT, Salvador.
El Pacífico Ilustrado. Del lago español a las grandes expediciones. Madrid: Editorial Mapfre, 1992; SAN PÍO, María del Pilar. Expediciones españolas del siglo XVIII. El Paso del Noroeste. Madrid: Editorial Mapfre, 1992.
10. MAESO BuENASMAñANAS, Juan Alfonso. Expediciones navales españolas a la Patagonia argentina durante el siglo XVIII. Madrid: Ministerio de Defensa, 2007.


























































































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