Page 121 - Carlos III. Proyección exterior y científica de un reinado ilustrado
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 LUCES SOBRE AL-ANDALUS: SAPERE AUDE 119
nacionales, para establecer los respectivos préstamos léxicos, y para usarla en el co- mercio y la diplomacia.
Tales son sus principales objetivos pero en parte suenan también a una mani- festación de justificaciones, aunque, siendo tanto Cenáculo (1724-1814) como Ban- queri (1745-1818) eclesiásticos, es importante deducir que ambos, tan ilustrados, conocían la rehabilitación del Islam por pensadores tan ilustrados como Voltaire (1689- 1755) y Montesquieu (1689-1755), esenciales para las jerarquizaciones religiosas pro- pias de las Lumières45.
Una parte de la producción historiográfica española sobre al-Andalus, del XViii en adelante, estuvo motivada por destacar el brillo de la civilización andalusí, y procuró “españolizarlo”, por razones de autoprestigio, que confluirán con corrientes nacionalistas y románticas del XiX, y, así fortalecidas, en parte contrarrestaron los antiguos argumentos del rechazo de al-Andalus con la operación artificial de su “es- pañolización”46. Los ecos del replanteamiento ilustrado, abierto racional y utilitaria- mente a lo árabe, continuó entre los liberales, en el siglo XiX, como vemos en el Dis- curso de Modesto Lafuente en su recepción en la Real Academia de la Historia47, en l853, donde encomia la cultura árabe en España, y se permite una contundente ad- vertencia que enlaza con la búsqueda de prestigio a través del brillo andalusí, carac- terística de algunos ilustrados del XViii. Dice Lafuente:
“Y este pueblo [árabe], señores, nos lo presentaron por espacio de siglos nuestros antiguos cronistas e historiadores, como un pueblo inculto, bárbaro y grosero, mirándolo y ha- ciéndolo mirar sólo por el prisma de la religión; idea disculpable por el celo religioso que la inspiraba, pero que se arraigó por centenares de años en nuestro pueblo, hasta que algunos doctos orientalistas, pertenecientes a esta misma corporación [de la Real Aca- demia de la Historia], desenterrando los tesoros de la literatura arábiga que yacían ocultos o desconocidos entre nosotros, han ido derramando luz y dando a conocer tales como eran a nuestros dominadores de Oriente.”.
Esta cita contiene una magnífica prueba de lo que ocurrió, en relación con al-Anda- lus, en la fecunda y duradera onda renovadora de los Ilustrados, cuyo cambio en mentalidades y obras se aprecia incluso en las representaciones gráficas; un ejemplo: el plano de la Plataforma de Granada, trazado por Antonio de Vico a finales del siglo XVi, grabado por Francisco Heylan (hacia 1613), privilegiaba el carácter cristiano del urbanismo granadino, y se utilizó hasta la realización del “Mapa topográfico de la ciudad de Granada” trazado a finales del XViii por Francisco Dalmau, correspondien- te que fue de la Real Academia de la Historia, que no camufló la presencia monumental andalusí, englobando toda la secuencia de sus realidades históricas.
La Ilustración y sus pautas científicas fueron esenciales en relación con el conocimiento y el reconocimiento de al-Andalus; precisamente, sobre esta entidad controvertida, las Luces muestran sus novedosos criterios de Universalidad y Razón.
45. BAH, Alioune. La réception théologique et philosophique de l’Islam en Europe à l’époque moderne. París: L’Harmattan, 2014, especialmente las pp. 249-310.
46. FANJul, Serafín. Al-Andalus contra España. La forja del mito. Presentación de Miguel Ángel LADERO QuESADA. Madrid: Siglo XXi, 2000; [3a edición ampliada, 2002].
47. Madrid: Real Academia de la Historia, l853, p. 9.

























































































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