Page 16 - I estoria-ta: Guam, las MarianasI estoria-ta: Guam, las MarianasI estoria-ta: Guam, las Marianas y la cultura chamorra
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testigo de la administración al Departamento del Inte- rior en 1949. Así era como la Marina describía a un pue- blo cuya «rehabilitación» se les había encomendado en 1899: un grupo de mestizos sometido a los abusos de los gobernantes españoles.
A fin de transmitir esta nueva visión del mundo sobre la historia cultural de Guahan, se encargó a los funcio- narios del Gobierno y a las autoridades educativas que informaran al pueblo de Guam de que ya no quedaban CHamoru de verdad. Esta negación de los CHamoru se repitió incesantemente y con tanta frecuencia que el término «guamanian» enseguida conquistó a los CHa- moru en la era posterior a la Segunda Guerra Mundial. En esta coyuntura cultural, resultaba difícil asegurar una perspectiva de continuidad de los CHamoru; era difícil incluso afirmar que eran CHamoru. Los historiadores estadounidenses decían lo contrario, y los profesores coincidieron con esa visión durante décadas.
Los propios líderes CHamoru empezaron a pensar que la reformulación cultural y la continuidad del pue- blo al que pertenecían eran en realidad el producto de otra cultura. No veían nada CHamoru en el día a día del pueblo CHamoru. Cuando se pidió a la Asamblea Le- gislativa de Guam que creara formalmente una institu- ción de estudios culturales, se planteó por primera vez la creación del Institute of Spanish-Chamorro Culture.
Afortunadamente, la generación de CHamoru nacidos después de la Segunda Guerra Mundial entró en escena. Llegados a la edad adulta, empezaron a afirmar que no solo existía continuidad del pueblo CHamoru, sino que había maneras de reafirmarla. Teníamos que celebrar sus danzas, su lengua, sus costumbres, sus prácticas medicinales, sus conocimientos agrícolas, sus técnicas de pesca, sus histo- rias y su legado conjunto. Así comenzó el renacimiento cultural que ha llegado a nuestros días.
La «chamorrización» de la vida en Guahan tiene múl- tiples dimensiones y adolece de múltiples desencuen- tros sobre la dirección que debería tomar dicho rena- cimiento. Una nueva generación dedica su tiempo a crear nuevos significados para palabras antiguas y está llevando a cabo una campaña activa para evitar el uso de préstamos lingüísticos del español. Los activistas más jóvenes parecen inspirarse más en las voces de hace 350 años que en la experiencia de sus propios abuelos. Este salto en la historia es emocionante, pero también pasa por alto lo que verdaderamente es la kustumbren CHamoru. La kustumbren Chamoru se nutre de una experiencia histórica real y se percibe en los rostros de
las personas que aparecen en las abundantes fotografías de finales del siglo xix y principios del xx.
Aunque hay mucha creatividad, especialmente en la danza y el canto, esta dimensión de la expresión cultu- ral puede ridiculizarse fácilmente tachándola de fabri- cada o inventada. Todas las culturas son inventadas en algún momento. Los CHamoru interesados en su pasa- do ancestral tienen mucho margen de maniobra. Hay que animar a los jóvenes a crear, pero también deben saber que se trata de creaciones.
Hoy en día, todos los jóvenes se dirigen a los ma- yores como saina (anciano) y les besan la mano. En realidad, en lugar de besar la mano, se acerca ésta a la nariz, diciendo ñot a los hombres y ñora a las mujeres (de señor y señora). Fue una costumbre introducida durante el dominio español, pero se ha convertido en algo tan fundamental del ser CHamoru y de las mues- tras de respeto, que ha perdurado hasta nuestros días. De hecho, se está recuperando la costumbre de for- mas inimaginables hace dos o tres décadas.
Es un momento emocionante para ser CHamoru, pero también es confuso y complicado. Estamos en un momento clave para determinar si sobreviviremos como pueblo. El lenguaje es fundamental para comprender la mente de los CHamoru: su construcción, su manipula- ción de las palabras nuevas y su parentesco con el proto- polinesio-malayo occidental la hacen muy especial.
Bajo sus palabras, subyace un fuerte vínculo con el mundo hispánico, pero de una forma únicamente CHamoru. Los CHamoru conocemos bien el karamba o el ai Dios mio, exclamaciones de exasperación o irri- tación. También decimos «Dios te ayude» en respues- ta a quien nos besa la mano, pero cuando realmente hablamos de Dios, decimos Yu’os. Algunos dicen que es una variante de Dios, pero yo prefiero pensar que Dios quería hacer que el mundo fuera seguro para los CHamoru y nos permitió reimaginar a Yu’os Tata (Dios Padre). Estas han sido las últimas palabras de miles de los CHamoru que han muerto durante los tres últimos siglos. Es Kustumbren CHamoru.
Comprometerse con la identidad CHamoru pasa casi siempre por ahondar en rivalidades históricas. Es sumer- girse en el devenir de una historia que exige comprender el antes y el después. El tejido histórico de la propia pa- labra CHamoru fomenta el compromiso, la creatividad y la imaginación. Esta lección debería permitirnos ampliar nuestros horizontes, no limitarnos. Debería hacernos li- bres. Biba CHamoru! Na’la’la i taotao tano’!
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