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Parece que el arpón que presenta José Muñoz es la pieza con número de inventario CE2134, ya que está realizada con palma brava (Figura 68). Está tallado en una pieza y cuenta con una punta larga y aguzada. El arpón CE2122 tiene un astil de caña de bambú y 13 puntas de madera (Figura 43). La unión de las puntas al astil se realiza encajando en la caña cuatro tacos de madera, entre ellos y alrededor se disponen las puntas, que se atan con un cordón de fibra vegetal enrollada. El astil CE2255 es de caña de bambú y está decorado con motivos oblongos en negativo sobre fondo negro. Esta pieza contaba con un segundo cuerpo de madera y una punta de hueso, que se han perdido.
La pesca, eguihan, era la principal fuente de proteí- nas en la época precolonial. Los CHamoru eran exper- tos pescadores y empleaban distintas técnicas y útiles para pescar en aguas poco profundas dentro del arre- cife o en mar abierto, también en los ríos y arroyos. Dependiendo del tipo de pez y de la técnica empleada, la pesca podía ser individual o comunitaria. Pescaban con varios tipos de redes, con anzuelo y sedal, con trampas, con veneno, atrapaban peces con la mano y con el arpón. El nombre CHamoru para arpón y lanza para pescar es fisga, palabra de origen español. Había fisgas de una punta y de tres o más puntas, de madera o hueso. Las fisgas se empleaban para pescar peces en el arrecife en aguas poco profundas, este tipo de pesca recibía el nombre de ka´tokcha´, el pescador estaba de pie sobre el agua o sobre una roca y cuando veía un pez le lanzaba el arpón, debido a la refracción de la luz en el agua, tenía que apuntar bajo la posición de su objetivo para no fallar el tiro. El arpón también se utilizaba para atrapar peces buceando, este método se llamaba etokcha´. Por la noche empleaban las fisgas para pescar ayudados de una antorcha o sulo´, en el arrecife desde una canoa. Un pescador apuntaba a la presa con la antorcha, lo que atraía al pez, y otro la atra- vesaba con el arpón. Las fisgas también participaban en la pesca con una red llamada chenchulu (Cunnin- gham, 1992: 31-39; Tolentino, 2021b; Amesbury, 2021; Thompson, 1945: 31-33).
En el periodo Latte, la pesca en el mar, la navega- ción y la construcción de canoas era un privilegio de los miembros de la casta superior, chamorri. Las cap- turas se repartían de manera equitativa y una parte era para la casta inferior. La mayor parte de la pesca recaía en los hombres, aunque las mujeres también partici- paban, especialmente en las técnicas de pesca con la mano y ayudaban a los hombres en la pesca con re- des y con anzuelos, pero no pescaban con fisgas. La
casta inferior, manachang, solo podía pescar en los ríos y arroyos, y tenían prohibido tocar las canoas y el mar o utilizar las fisgas y el equipo de pesca de la casta superior. Los manachang podían pescar anguilas asu- li en los ríos, que eran tabú para los chamorri, para ello las lanceaban con palos apuntados o las golpeaban con mazas (Tolentino, 2021f; Cunningham, 1992: 31; Thompson, 1945: 13-14).
En la época colonial española los CHamoru fueron apartados del océano por el gobierno para poder con- trolarlos mejor, limitando su movilidad. La pesca segui- rá practicándose en el mar y en los ríos, pero pasa a te- ner un carácter complementario (Lujan, 2021b, 2019b; Valle, 1987: 56).
Grupo 66: embarcaciones
Lo que más llamó la atención de los europeos que llegan a las islas Marianas en los siglos xvi y xvii eran las canoas CHamoru, por su elegancia y rapidez. Es- tas embarcaciones parecían planear sobre el agua, son comparadas por los cronistas con delfines y aves, y llamadas «proas voladoras». Se estima que alcanza- ban velocidades de más de 32 kilómetros por hora. Contaban con un flotador o balancín para estabilizar la canoa, situado en el lado de barlovento, y una vela triangular. La vela, layak, aumentaba la velocidad de la embarcación al permitir navegar cerca del viento. La proa y la popa eran iguales, porque para cambiar de rumbo manipulaban la vela sin tener que virar la embarcación. Esta simetría contrasta con los lados del casco, el de sotavento era recto y el de barlovento re- dondeado (Cunningham, 1992: 17, 149-151; Thomp- son, 1945: 34-36; Haddon y Hornell, 1975: 412-421; Diaz Artero, 2019; Lujan, 2021c; Goetzfridt, 2019; To- lentino, 2021d).
El primer nombre que recibieron las islas por parte de los europeos fue «Islas de las Velas», por el gran nú- mero de canoas con vela. Había varios tipos de canoas con vela en base al tamaño, la más grande era sakman, que podía medir hasta 16 metros de largo, seguida de mayor a menor por las canoas lelek, duding y duduli. Panga era una canoa del tamaño de duduli pero sin vela. Galaide era la canoa más pequeña, que tampoco tenía vela (Cunningham, 1992: 149-151; Diaz Artero, 2019; Lujan, 2021c; Tolentino, 2021d).
Las canoas se hacían con madera del árbol del pan o dokdok (Artocarpus Mariannensis), ifil (Intsia biju- ga) y baniano o nunu (Ficus). La madera se tallaba con
2 HUGUA. EL PERIODO COLONIAL