Page 11 - Anuario AC/E de cultura digital 2018
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Y definió de esta manera el Internet de las cosas:
Es una infraestructura global interconectada, que enlaza objetos físicos y virtuales a través de la ex- plotación de la captura de datos y las capacidades de comunicación. Ofrecerá identificación específica de objetos y capacidades sensoriales y de conec- tividad como base para el desarrollo de servicios cooperativos y aplicaciones independientes.
Casi veinte años después de la definición de Ashton, la consultora de innovación Gartner, en palabras de su consejero delegado, David Cear- ley, cree que estos mundos (humano, artificial y digital) cada vez están más interconectados: «La continua evolución del negocio digital explota nuevos modelos para alinear más estrechamente el mundo físico y digital de empleados, socios
y clientes». Gartner habla del concepto de «malla inteligente digital». Es una malla por el aumento de las conexiones entre grupos, que además se expanden y se mueven, de personas, negocios, dispositivos, contenido y servicios, y por el entrelazamiento de todos estos elementos que están haciendo aparecer nuevos modelos digitales, plataformas de negocios y un conjunto complejo e inteligente de servicios que nos permiten ampliar el negocio digital y físico. Es inteligente porque la inteligencia artificial (IA) se está filtrando en prácticamente cada tecnología, y con un enfoque claro y bien definido nos puede permitir sistemas más dinámicos, flexibles y potencialmente autónomos, y digital porque combina los mundos virtual y real para crear
un entorno inmersivo mejorado digitalmente y conectado.
El que todo esté conectado, que casi cualquier aparato sea, a la vez, un sensor
y un ejecutor de tareas configura un nuevo tipo de entorno alrededor de la humanidad.
Y es este nuevo tejido nervioso el que está entre- lazando las diferentes civilizaciones y si primero los sistemas de telefonía e Internet conectaron
a personas, en un tiempo posterior unieron a
los dispositivos, y con ellos a los hogares, los
edificios o incluso las carreteras. Es lo que se ha venido denominando el Internet de las cosas (IoT, Internet of Things en inglés).
Cada época tiene una metáfora que intenta dotar de sentido a los nuevos inventos, a los nuevos desarrollos. Si en el siglo xix, y sobre todo en la primera mitad del xx, la metáfora fue la del cuerpo, o las ciudades, como máquinas, poco a poco, a medida que se acercaba el siglo xxi, la comparación perdía sentido al dotarse esa máquina de conexiones. Empezamos a hablar más del cuerpo humano como comparación e incluso del sistema nervioso, y por tanto del cerebro, las neuronas o los sistemas de acti- vación eléctricos, como un nuevo modelo que nos permite comprender mejor los desarrollos que nos traen hoy las compañías tecnológicas, los laboratorios, las universidades o los nuevos paradigmas en negocios o en relaciones sociales.
No podemos abordar los cambios en la cultura en su sentido más amplio sin tener en cuenta este nuevo ecosistema, que afecta tanto a los mecanismos de creación como a los de consumo de la misma.
El que todo esté conectado, que casi cualquier aparato sea, a la vez, un sensor y un ejecutor
de algún tipo de tarea, tanto electrónica como mecánica, configura un nuevo tipo de entorno alrededor de la humanidad, en la que ella misma también forma parte de esa malla de la que hablamos.
Realidad mixta
La conjunción de este nuevo mundo entrelazado por ondas y cables con el mundo real está creando un nuevo modelo de realidad que se viene denominando mixta. La realidad mixta3 (RM) o realidad híbrida, en definición canónica de la Wikipedia, es la combinación de realidad virtual y realidad aumentada. Esta combinación permite crear nuevos espacios en los que interactúan tanto objetos y/o personas reales como virtuales.
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Tendencias digitales para la cultura















































































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