Page 94 - Ana Juan. Dibujando al otro lado
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  [2] Year walk
podían introducir productos en mercados tan elitistas como las consolas. Los videojuegos pasaron a ser productos “enlatados”, donde los objetivos se centraban más en el aprove- chamiento máximo de las capacidades gráficas de los nuevos dispositivos; poniendo mayor énfasis en la espectacularidad del resultado que en su calidad artística.
En los años 80 no resultaba imposible que pequeños equipos de trabajo (generalmente un ilustrador y un programador) pudiesen crear sus propios juegos y llegar a acuerdos con distribuidoras.
Por el contrario, en los 90, los juegos em- pezaron a ser más complejos, distribuidos en formatos físicos y, por tanto, precisaban de grandes equipos de trabajo y quedar bajo el control de grandes productoras. Era muy difícil que pequeños grupos de trabajo, con brillan- tes ideas y propuestas de diseño, pudiesen llegar finalmente al mercado.
La aparición de herramientas de desarrollo como Adobe Flash tras la revolución de inter- net, permitió el nacimiento en los años 2000 de la posibilidad de la distribución digital de los juegos. Las reglas del juego empezaron a cam- biar. Pequeños equipos de trabajo, a veces de un único individuo, podían desarrollar sus ideas
[3] This war of mine
en una plataforma que permitía hacer llevar sus creaciones a miles de posibles jugadores.
Los objetivos de los juegos empezaron a cambiar. Siempre con la intención prioritaria de mantener entretenido al jugador, empezó a ser posible explorar nuevos formatos, donde ilustración y nuevas mecánicas de juego per- mitieron poner a disposición de los jugadores productos novedosos, de estéticas poco co- merciales y comprometidas.
Es el nacimiento de una nueva ola de de- sarrolladores conocidos actualmente como indies. Pequeños equipos con bajos presu- puestos, pero con nuevas y brillantes ideas que empezaron poco a poco a ganar su espacio entre los aficionados.
La aparición de plataformas de distribución digital como Steam y la revolución de los dispo- sitivos móviles y sus tiendas, han consolidado estos grupos y la constante aparición de nuevos estudios indies con nuevas y frescas propuestas, donde el papel del ilustrador se configura esen- cial en un intento de ofrecer nuevas sensacio- nes y propuestas a los jugadores.
Es ahora cuando, al fin, los juegos pueden explotar facetas más artísticas y menos co- merciales, intentando conseguir el agrado de públicos más minoritarios y exigentes.
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