Page 84 - 100 años en femenino
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Cecilio
Cumplidoras del servicio social
en clase de plancha. Escuela Hogar Sección Femenina
Bilbao, 1943
Archivo General de la Administración, Madrid
participar en el trabajo asalariado, la vida cultural y la activi- dad política en estas primeras décadas del siglo xx, pertene- cían especialmente a clases medias y acomodadas, que habían nacido o se habían desplazado a las ciudades, y que tenían expectativas y posibilidades de acceder a un nivel de instruc- ción más elevado como medio para conseguir unos salarios suficientes para mantenerse, realizando trabajos cualificados y más gratificantes. Estas mujeres participaron activamente en el debate sobre el sufragio femenino que se había abierto en España a partir de la Restauración, se hizo más intenso duran- te la dictadura de Primo de Rivera y se acentuó tras el triun- fo de los partidos republicanos en las elecciones municipales del 12 de abril de 1931 y en los debates para la elaboración de la Constitución de la Segunda República. Clara Campoamor, que defendió el derecho de voto para las mujeres, y Victoria Kent, que se opuso, expresan los diferentes planteamientos políticos y feministas de estos años.
Tras las elecciones de 1936, en las que ganaron los partidos de la coalición del Frente Popular, aumentó la representación de las mujeres en las Cortes y el antagonismo entre las posiciones políticas y feministas, que se agudizó en los tres años que duró el conflicto bélico, en el que participaron algunas en los cam- pos de batalla y la mayoría en la retaguardia. Poner fin a los cambios legales que se habían introducido en los primeros años de la Segunda República había sido uno de los objetivos del gobierno de la CEDA de 1934, que se reafirmó con el golpe de Estado del verano de 1936, la Guerra Civil que se prolongó tres años y la represión en una posguerra que, aunque tuvo que ceder en parte con los años, no finalizó hasta después de la muerte de Franco. Al terminar la contienda, algunas mujeres tuvieron que exiliarse, en el exterior o en el interior, o fueron a parar a las cárceles franquistas. Otras, católicas y falangistas, colaboraron activamente con la dictadura: la Iglesia católica, en recompensa por el apoyo que dio al régimen militar defi- niendo su intervención como una cruzada, se convirtió en uno de los pilares del régimen; y, junto con la Sección Femenina de Falange, lograron que se restablecieran los principios que ordenaban las relaciones entre mujeres y hombres adultos y no adultos, dentro y fuera de las familias.
Hemos visto que las trayectorias vitales de estas mujeres nacidas en las primeras décadas del siglo fueron referencias fundamentales, positivas y negativas, para aquellas otras cuya infancia y adolescencia transcurrieron durante la dicta-
85—Amparo Moreno Sardà Mujeres en el franquismo