Page 54 - 100 años en femenino
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Francisco Sancha
La Señorita del Burlete vota
Ca. 1906
Museo ABC de Dibujo e Ilustración, Madrid
ticidad supone el hilo conductor en las relaciones de género, sin embargo, los valores que informan esa domesticidad fue- ron mucho más difíciles de reproducir en los estratos socia- les más bajos, de donde viene Fortunata. Entre las clases populares lo que impera es la pobreza y la explotación de una sociedad que se resiste a abandonar los modelos de privilegio trasnochados.
Las leyes desamparaban completamente a la mujer casada, considerada desde el punto de vista legal como una menor sin independencia económica; ni tan siquiera era dueña de los ingresos que generaba su propio trabajo. Debía obedecer al marido, de quien necesitaba autorización para trabajar, vender o comprar incluso su propiedad. Asimismo, la doble moral sexual consideraba el adulterio masculino como natu- ral e inevitable. La legislación relativa al adulterio y a los crímenes pasionales, el Código Penal, establecía que si el marido sorprendía a su esposa y su amante podía en ese ins- tante matarlos o agredirlos con impunidad, pues la pena era «destierro». En el caso de la mujer, la sentencia era siempre «prisión perpetua».
Como en otros países, el debate en torno a la «cuestión de la mujer» se había iniciado ya a mediados del siglo xix.5 Un deba- te que esta íntimamente relacionado con el que se desarrolla en torno al progreso y la modernización del país y que arranca de los ideales revolucionarios de libertad, igualdad y frater- nidad formulados por Olympia de Gouges en La declaración de los derechos de la ciudadana (1791). Figuras punteras en la denuncia de las inequidades de las mujeres en nuestro país son Concepción Arenal (1820-1893) o Emilia Pardo Bazán (1851-1921). Podemos equipararlas con las norteamericanas Elizabeth Cady Stanton y Susan B. Anthony. Tanto unas como otras empiezan su lucha por la consecución del derecho a la educación y a la igualdad en lo que respecta a los derechos civiles y de familia. Mientras que las americanas añaden a su lucha el sufragio femenino, las españolas se enfocan en los problemas de la educación y las condiciones de trabajo.
El debate en torno a la «cuestión de la mujer», como el de la modernización de España, esta dominado por la consecución del acceso a la educación. Los congresos pedagógicos se con- virtieron en foros públicos donde se debatía el derecho a la
4—Benito Pérez Galdós, Fortunata y Jacinta (1886).
5—Sobre este tema ver Ana Aguado y M.a Teresa Ortega, Feminismos y antifeminismos.
Culturas políticas e identidades de género en la España del siglo XX, Valencia, PUV, 2011.
55—Aurora Morcillo Gómez Españolas: femenino/nismo plural (1900-1940)