Page 198 - 100 años en femenino
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Demasiadas veces el nombre de un hombre ha marcado la vida de una mujer singular, pero nunca como en el caso del nombre Gregorio Martínez Sierra, marca o emblema bajo el que se escondió el talento de otra de las escritoras más impor- tantes de esta primera generación del siglo: María Lejárraga (1874-1974), víctima de uno de los grandes tabúes de la época, el hecho de que una mujer, sencillamente, escribiese libros. En su libro de memorias Gregorio y yo, respecto al hecho de firmar sus libros con el nombre de su socio-marido, escribe: «No quería empañar la limpieza de mi nombre con la dudosa fama que en aquella época caía como un sambenito casi des- honroso sobre toda mujer literata».16 Esta renuncia al nom- bre no impidió, sin embargo, que dedicase toda su vida a escribir, especialmente teatro. Su obra Canción de cuna, de 1911, fue uno de los grandes éxitos del teatro popular de la época. Pero bajo la marca Martínez Sierra se escribieron tam- bién textos de tono reivindicativo a favor de la liberación de la mujer. María Lejárraga siguió utilizando el nombre de su marido incluso después de que la abandonara por una actriz.17 También Concha Espina (1869-1955), autora de una de las obras más leídas de la época, La esfinge maragata, y una de las escritoras más populares de la posguerra, tuvo que rehacer su vida, igual que las hojas de sus cuartillas escritas rotas por su marido: «Rotas en cuatro trozos, rotas con violencia,
9—Ángela Ena Bordonada, Novelas breves de escritoras españolas, 1930-1936, Madrid, Castalia, 1989, pág. 20.
10—Para un amplio panorama de la revolución que supuso esta nueva mujer en la España de la época, véase Shirley Mangini, Las modernas de Madrid. Las grandes inte- lectuales españolas de la vanguardia, Barcelona, Península, 2001.
11—La recuperación de mujeres escritoras corre paralela al apogeo de la crítica lite- raria feminista, desarrollada sobre todo a partir de la década de los setenta. Entre los libros clásicos de teoría literaria feminista destacamos: Toril Moi, Teoría literaria feminista, Madrid, Cátedra, 1998; Myriam Díaz-Diocaretz e Iris M. Zavala (coords.), «Teoría feminista: discursos y diferencia», en Breve historia feminista de la literatu- ra española, I, cit.; Hélène Cixous y Luce Irigaray, La risa de la Medusa, Barcelona, Anthropos, 1995.
12—Sobre Carmen de Burgos, véase el capítulo que le dedica Susan Kirkpatrick en su libro Mujer, modernismo y vanguardia en España (1898-1931), Madrid, Castalia, 2003, págs. 165-210.
13—Susan Kirpatrick, op. cit., pág. 197.
14—Susan Kirkpatrick realiza un interesante análisis de los personajes de esta novela
desde una perspectiva feminista.
15—Según Mangini, este hecho se debió, en parte, a la traumática ruptura con el que había sido su compañero durante casi veinte años, Ramón Gómez de la Serna, quien en 1929 comienza una relación con Maruja, la hija única de Carmen, algo que sumió a la escritora en una profunda crisis, véase Las modernas de Madrid, cit., pág. 64. La relación con Gómez de la Serna, casi veinte años más joven que ella, fue otro de los motivos de escándalo en la vida de la escritora.
16—Citado por Amparo Hurtado, «Las escritoras del 98», en Breve historia feminista de la literatura española, V, op. cit., pág. 148.
17—Véase el libro de Antonina Rodrigo María Lejárraga, una mujer en la sombra, Madrid, VOSA, 1994.
199—Mar García Lozano Rutas ignoradas. Mujeres en la literatura y en la música del siglo XX























































































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