Page 105 - 100 años en femenino
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res presentes en instituciones parlamentarias o municipales. Este hecho generó una creciente conciencia entre el movi- miento feminista de rechazo a las organizaciones políticas de carácter mixto y a las instituciones que se habían mostrado indiferentes ante las reivindicaciones del feminismo.
Las Jornadas Feministas celebradas en Granada en mayo de 1979, y a las que asistieron más de tres mil mujeres, para- dójicamente marcaron el declive del feminismo organizado como tal. A lo largo de tres días, las decenas de ponencias presentadas sobre los temas referentes a trabajo, educación, aspectos jurídicos, sexualidad o relaciones con las institucio- nes, reflejaban las diferencias ideológicas y estratégicas que habían dividido al movimiento feminista durante los cua- tro años anteriores: la necesidad de una única militancia o la posibilidad de conciliar la militancia política junto con la permanencia en otras organizaciones de carácter político. A estas dos tendencias se añadió, a lo largo de las Jornadas, un nuevo debate que progresivamente distanció a las organiza- ciones partidarias de una o doble militancia. Frente al «femi- nismo de la igualdad», partidario de una sociedad en la que hombres y mujeres poseyeran los mismos derechos y obliga- ciones, el «feminismo de la diferencia» concebía la necesidad de que se entendiera a las mujeres no solo como militantes, sino como totalidad, como personas; lo privado y lo público tomaban en ambos casos un claro carácter político.
Durante este mismo período adquieren relevancia las comi- siones de mujeres de los partidos políticos y las organizacio- nes sindicales. En el contexto de una democracia consolidada, y a partir de la actividad política desarrollada durante la cam- paña electoral de las elecciones de 1977 y 1979, los partidos de izquierdas, tanto parlamentarios como extraparlamentarios, crearon estructuras que llevaran a cabo la lucha feminista dentro y fuera de las instituciones. En cuanto a los partidos democráticos de centro y derecha, fundamentalmente UCD (y posteriormente CDS) y AP, solo a partir de 1983 concibie- ron la necesidad de crear secretarías de la Mujer o asociacio- nes feministas.
Un estudio de las organizaciones feministas de este perío- do quedaría sin duda incompleto sin la mención al Partido Feminista. Este partido, fundado en 1975 por Lidia Falcón, se legalizó en 1981. Su mayor influencia se encuentra en Bar- celona, siendo el número de militantes en el resto del país
106—Pilar Folguera Integrando el género en la agenda política. Feminismo, Transición y democracia