La música era parte integral del concepto que Shakespeare tenía de una obra de teatro, y en este caso acompaña y guía al epectador a través de la historia. El texto se une con sus melodías olvidadas y los músicos utilizan los mismos instrumentos que Shakespeare habría conocido y escuchado. Gracias al conocimiento musical de Shakespeare, se produce una verdadera simbiosis entre el texto y la música.
No sólo es la tempestad un romance lleno de magia, sino también un escenario para debatir sobre la autoridad y el poder, temas que están vigentes hoy en día. Las cuestiones de la moral y la justicia, las simpatías equivocadas, la esclavitud injustificada y el verdadero amor están en el corazón de este juego, y con todo el espíritu del siglo XVI, cuando las artes se reúnen como la música y el teatro de nuevo experimenta en su conjunto.