El oficio de traductor es particularmente solitario. Con el paso de los años, confrontar la propia práctica con la evolución de la lengua de origen y con la práctica de los colegas de profesión se convierte en una necesidad.
Salir de esta soledad favorece una ampliación de competencias: la profundización y diversificación de conocimientos, la adquisición de nuevas herramientas –particularmente herramientas de búsqueda–, la interconectividad, que permite realizar un trabajo vigilante respecto a la literatura. Se acostumbra decir que no se traduce de una lengua a otra, sino de una literatura a otra. Las competencias de un traductor literario no se limitan a la translación de un texto. Traducir requiere un conocimiento profundo de la lengua de origen y la lengua de destino, competencias en análisis textual (ser capaz de una lectura en profundidad), competencias en búsqueda documental, así como conocimientos culturales, en particular de la producción literaria en las dos lenguas. Aquellos que traducen hacia el francés precisan tanto de un conocimiento de la literatura española como de la vida literaria francófona, el campo en que se inscribe su trabajo. El intercambio con los especialistas y descubridores de la literatura francesa que son los traductores españoles les estimula y confiere una visión general sobre la producción actual.
El programa está encaminado a reforzar y ampliar estas competencias a través de varios principios de trabajo:
- La praxis
Estos talleres de traducción proponen un enfoque práctico, que deja atrás un enfoque teórico y globalizador para dejar paso a un trabajo a partir de los textos. Este enfoque nace de la convicción de que, aunque existen determinados principios, la traducción es asunto de herramientas y de práctica, más que de reglas.
– La ayuda mutua entre traductores
La yuxtaposición de traductores trabajando en los dos sentidos permite:
• Beneficiarse de la ayuda de un hablante nativo capaz de aclarar sobreentendidos y referencias culturales, sutilidades de registro, etc.
• Tomar consciencia de ciertas particularidades de la lengua propia al ayudar a traducir en sentido inverso.
• Crear lazos de solidaridad que perduran más allá de la duración del taller.
- Una tutoría con experiencia
El taller será dirigido par dos traductores eméritos (Eduardo Berti y Marianne Millon). Guiarán los trabajos y aportarán su arbitraje, tras haber trabajado, antes del taller, sobre los textos propuestos, sin por ello establecer una única verdad sobre la traducción.
- Los proyectos de traducción son los de los participantes
Cada uno somete un extracto de su trabajo en curso a los enseñantes y a los otros participantes, y se toma el tiempo de estudiar los trabajos de los demás. Traducir es elegir, lo que implica subjetividad y el sello personal de cada uno. Durante el taller, en el que los intercambios se multiplicarán entre los participantes, cada uno se verá confrontado a puntos de vista diferentes, incluso contradictorios, sobre su trabajo. La pluralidad de puntos de vista permite sustraerse a la noción académica de « buena traducción ».