El afán insobornable de Pablo Picasso de reinventar su arte de forma permanente, de llevarlo más allá de los límites de su tiempo, se materializó no solo en su espíritu de ruptura e innovación, sino también en su deseo de devorar y de reinterpretar las obras del pasado. “Picasso. Lo sagrado y lo profano” estudia la audacia y originalidad con la que el artista se acercó tanto al mundo clásico como a los temas de la tradición judeocristiana, y desvela su capacidad de integrar elementos y problemáticas del arte anterior en su propia obra y de reflexionar sobre la esencia última de la pintura. Traumático y existencial en ocasiones, vitalista y esperanzador en otras, Picasso mira al arte del pasado y nos desvela nuevos modos de interpretar la historia y, con su clarividencia, nos sigue dando claves fundamentales al incierto mundo contemporáneo.
La exposición incluye una treintena de obras que se presentan en tres salas de la planta primera del museo. Las obras de Picasso pertenecientes al Museo y varios préstamos del Musée national Picasso Paris y de otros coleccionistas e instituciones dialogarán con pinturas de El Greco, Rubens, Zurbarán, Van der Hamen, Delacroix, una escultura de Pedro de Mena y grabados de Goya. El primer apartado revela cómo Picasso asimila la tradición del retrato y de la imaginería religiosa y la transforma en todo un repertorio de personajes promiscuos y profanos. El segundo nos acerca a los asuntos más íntimos y domésticos con bodegones y maternidades. Y una tercera sala contrasta el tradicional tema de la Pasión con escenas de violencia o de sacrificio, en las crucifixiones, corridas de toros, o en las dramáticas mujeres de los años treinta de Picasso.