En el Museo Oteiza se muestran más de un centenar de estudios escultóricos en yeso, en su mayoría obras inéditas, procedentes de su legado. Su estatuaria permite entender las búsquedas conceptuales y simbólicas del artista y fundamentalmente la evolución de su escultura, hasta concluir en la fachada actual. Esta exposición da prioridad a la evolución escultórica del proyecto, y recorre el relato histórico a través de medios audiovisuales, fotografías, documentación y prensa. Se analizan las posibles soluciones que plantea el artista hasta alcanzar la fachada definitiva, que contiene un espacio vacío que acoge al visitante. En palabras del escultor, «un espacio receptivo, un aislador metafísico».
En el ArantzazuGaur se muestra una secuencia desde el concurso arquitectónico hasta la instalación de las obras de Oteiza en la fachada. Teniendo como base un desarrollo cronológico, se exponen una treintena de esculturas (procedentes del Museo Oteiza y del Archivo de Arantzazu), numerosa documentación, fotografías, prensa y medios audiovisuales. La exposición documenta las distintas acciones que tratan de poner solución al «problema de Arantzazu» tras la paralización de las obras, hasta que finalmente fuera retomado en 1968 y se consiguiera instalar la obra en 1969.