Los trabajos de Jacobo Castellano exploran temáticas tales como la memoria, personal y colectiva, el juego, el dolor o la violencia. En ellos se observa una evolución de su obra desde que a finales de los años noventa se da a conocer como artista: el hogar materno, los escenarios donde transcurrió su infancia, los objetos “inservibles” y desvencijados, pero para él llenos de vida (“los objetos tienen biografía”, dice el autor), y los recuerdos de la niñez, conformaron el magma de su proceso creador. Evolución ésta, lógica, producto de su tenacidad, de lecturas que fundamentan aquel proceso, y de la observación crítica de objetos cotidianos, aparentemente simples, que están presentes en la realidad, y que él transforma con su mirada. Pero este progreso no es lineal, no es siempre hacia arriba. Su trayectoria profesional crece a modo de espiral, volviendo constantemente a objetos y escenarios del pasado, pero cada vez con una visión diferente que le hace crecer como artista. Porque el autor no hace las cosas “por hacerlas”, por rellenar un tiempo, porque tiene que producir. Jacobo Castellano tiene un discurso, un relato coherente con el que apoya y explica su obra: esta actitud dota a su trabajo profesional de sinceridad y honestidad, pues para él lo importante es la paulatina consolidación frente a la inmediatez, las prisas y las urgencias.
Noé Sendas (nacido en Bruselas, 1972, vive y trabaja en Berlín) comenzó a presentar su obra a finales de los noventa. Recurre a diferentes medios de expresión como el video, escultura, collage, dibujo y fotografía. Las referencias explícitas e implícitas a artistas y creaciones literarias, cinematográficas o musicales forman parte de sus materias primas. También pueden agregarse a su repertorio preocupaciones específicas sobre la reflexión y la práctica de las artes visuales. Estos incluyen: el cuerpo, como una entidad que es simultáneamente teórica y material; mecanismos de percepción del observador; o el potencial discursivo de los métodos de exposición. Como resultado, su trabajo es extrañamente inquietante. Arraigado en referencias cinematográficas y literarias, sus imágenes representan figuras fantasmales y desconcertantes cuyas cabezas y miembros parecen invisibles o que parecen haberse mezclado con muebles o paredes. Es un fascinante cuerpo de trabajo, que sigue temas de abstracción y borrado parcial del cuerpo humano a través de la fotografía explorada por los siempre presentes titanes, John Baldessari y Guy Bourdin, y el menos conocido pero igualmente brillante escultor estadounidense Robert Gober.