La muestra coincide con la celebración de los 80 años de la Ley del Tesoro Artístico Nacional, de la que Orueta fue promotor como Director General de Bellas Artes. Esta ley fue la iniciativa más importante de la historia española en la salvaguarda del patrimonio español, cuya modernidad fue tal que permaneció invariable hasta la Ley de 1985.
De formación institucionista y convicciones republicanas, el destino de Orueta (Málaga, 1868 - Madrid, 1939) está indisolublemente unida a los momentos, las empresas y las instituciones más brillantes de la cultura del primer tercio del siglo XX: él encarna los ideales y promueve iniciativas brillantes y decisivas para el patrimonio y la cultura nacional.
Su vida intelectual y pública estuvo asociada a símbolos culturales tan significativos en esas décadas como la vanguardia intelectual malagueña (una de las ciudades más dinámicas e innovadoras del panorama nacional), la Institución Libre de Enseñanza, la Residencia de Estudiantes, el Centro de Estudios Históricos o las Misiones Pedagógicas.
Desarrolló un comprometido activismo en contra del expolio patrimonial que padeció el país en las primeras décadas del siglo, recuperó a los grandes escultores españoles del Siglo de Oro. Desde su puesto de Director General de Bellas Artes en la II República, durante 1931-33 y en 1936, con infatigable empeño y una visión moderna y democrática del patrimonio, fue el definidor de los aspectos culturales de la Constitución del 31 y puso en pie toda una política de salvaguarda y difusión pública del tesoro artístico español, de sus monumentos, su arte y sus museos, que culminó en la promulgación de la Ley del Tesoro Artístico de 1933, una de las más avanzadas de Europa.