La exposición es un proyecto específico encargado por la Fondation Suisse al artista, quien, bajo el comisariado de Maribel Nadal Jové, realiza cuatro intervenciones en diferentes espacios del edificio, ejemplos de diferentes vertientes de su trabajo:
Tiza – Pilotes: La utilización de pilotes era uno de los cinco puntos de la nueva arquitectura que propuso Le Corbusier. Su uso dotaba al edificio, en suspensión sobre ellos, de un nuevo espacio que podía utilizarse para zonas comunes de recreo o reunión. Por medio de tizas de color rojo, Carlos Maciá realiza una intervención pictórica monocroma sobre todos los pilotes. Con ello evidencia este elemento tan característico y singular de Le Corbusier que destaca sobre el verde de los jardines circundantes.
Rotulador – Ventanales: La planta baja del edificio fue diseñada como recepción y salas comunes. Completamente acristalada por medio de grandes ventanales, introduce visualmente el exterior en el interior y viceversa. Para facilitar este tránsito visual, el artista dibuja en los ventanales con rotuladores el exterior y desde allí juega a redibujar la propia huella producida desde dentro sumándole el reflejo del propio exterior. Para incrementar la acción global, también dibuja sobre los vidrios interiores de la recepción.
Serie markers – Habitación original: La Fundación matiene una habitación con el mobiliario original de Le Corbusier. En ella Maciá realiza un Project room con su serie de makers, acoplándolos al mobiliario. Los makers consisten en planchas de aluminio lacadas industrialmente y dobladas, arrugadas y plegadas con la fuerza del propio artista para conformar estructuras tridimensionales que pinta, a posteriori, con marcadores y rotuladores industriales. Son nuevos espacios de intervención pictórica creados por Carlos Maciá que pivotan entre la pintura y la escultura, jugando así con los límites del medio.
Poliuretano – Pasillo: Le Corbusier cometió un error en el planteamiento del edificio: orientar la fachada de las habitaciones de los estudiantes al sur, de manera que cuando salía el sol hacía demasiado calor, lo que obligó veinte años más tarde a colocar persianas venecianas para tratar de mitigarlo. También empleó láminas de plomo para intentar insonorizar las habitaciones pero sin éxito. La acción del artista consiste en utilizar un material comúnmente empleado para aislar e insonorizar, la espuma de poliuretano, para recorrer todo el perímetro. De esta manera, por un lado trabaja en torno a la idea de que los intentos de innovación, como los llevados a cabo por Le Corbusier, pueden fracasar, y por otro lado evidencia ante el espectador un material que habitualmente se encuentra oculto a la vista.