Evoca un período en el que se forja el carácter y la imagen del futuro Carlos III. Si sus victorias militares le habían proporcionado un perfil heroico, su labor de gobierno mostró una nueva forma de reinar que incorporaba una noción moderna de políticas de bienestar público. Aspectos que favorecieron la buena acogida que Barcelona dispensó al nuevo rey, percibido como un nuevo comienzo en las relaciones entre Cataluña y la Monarquía, dejando atrás las heridas de la Guerra de Sucesión.
Carlos de Borbón llega como rey a España a través de Barcelona, dónde quiso poner los pies para inaugurar su reinado. Esta decisión de empezar a reinar desde Barcelona fue una íntima determinación de Carlos III -contra el consejo incluso de muchos de sus ministros, que recomendaban Cartagena para acelerar la llegada a Madrid. De esta forma el nuevo soberano daba una muestra de sensibilidad a la hora de culminar la reconciliación entre la Corona y el Principado, para dar a Cataluña un pleno encaje en un proyecto reformista de España.
Algunas de las obras que de forma más emblemática evocan esta visita real han sido restauradas para ser mostradas en esta exposición. Cabe destacar el Códice de la Catedral de Barcelona que contiene el juramento del Rey como canónigo, las mazas que el Ayuntamiento de la ciudad mandó fabricar para la ocasión, o el importante retrato realizado por Manuel Tramullas que representa a Carlos III como Conde de Barcelona, prestado y restaurado especialmente por la Generalitat de Cataluña, su actual propietaria.
La exposición reúne 90 obras de 30 prestadores, entre los que destacan el Museo del Prado, Patrimonio Nacional, el MNAC, el MUHBA y la Biblioteca Nacional de España, entre otros. Es de destacar la importante movilización de obras de colecciones privadas, en su mayoría inéditas, como las provenientes de la colección de SAR. el Duque de Calabria, legado de la antigua Casa Real de las Dos Sicilias o de la colección Abelló.