La exposición reúne más de 350 piezas -279 españolas y 99 mexicanas entre tapices, pinturas, esculturas, orfebrería, mobiliario…– con el objetivo de mostrar los fondos más valioso de las colecciones histórico artísticas reunidas bajo el impulso de la Corona española a uno y otro lado del Atlántico desde finales del siglo XV hasta la primera década del XIX. Con esta exposición, que reúne obras de Juan Pantoja de la Cruz, El Greco, Francisco de Goya, Tiziano y Velázquez, entre otros, la Galería de Palacio Nacional inicia un ciclo de exposiciones dedicadas a los palacios y galerías más relevantes del mundo.
Álvaro Soler y Pilar Benito son los comisarios de esta exposición que muestra cómo los Palacios Reales en España se convirtieron en receptáculos de un legado incalculable gracias al esfuerzo personal e institucional de monarcas como los Reyes Católicos, el Emperador Carlos V, Felipe II, Felipe IV o Carlos II, por crear y conservar una extraordinaria colección histórico-artística enriquecida con el acervo material y cultural que aportaron los territorios que estuvieron en algún momento vinculados a España. Un patrimonio cultural al que se une el adquirido por los palacios virreinales, que emulaban a sus modelos peninsulares.
Así, los visitantes que se acerquen a la Galería de Palacio Nacional entre el 16 de diciembre de 2011 y el 31 de mayo de 2012 podrán admirar, por primera vez en México, algunos de los principales tesoros históricos y artísticos pertenecientes a las Casas Reales de Habsburgo y Borbón que conserva Patrimonio Nacional de España. La muestra permite, además, analizar los cambios en las colecciones españolas y virreinales a lo largo de la historia; conocer cómo se trasladaron al Palacio Virreinal de Nueva España los valores de los soberanos españoles traducidos en teorías arquitectónicas y artísticas así como en gustos cortesanos; mostrar cómo eran los interiores de los palacios españoles y novohispanos y explicar el uso que se hacía de ellos, en especial en los actos protocolarios.
La exposición se divide en nueve capítulos que abordan los periodos y circunstancias que han condicionado el legado histórico y artístico de Patrimonio Nacional desde la Baja Edad Media hasta la Guerra de la Independencia, por un lado y por otro la relación con el Palacio Virreinal de Nueva España. El límite cronológico en la primera parte, en la que se concentran las obras de Patrimonio Nacional, viene dado porque la Guerra de la Independencia en España supuso un antes y un después en el coleccionismo real y porque una parte fundamental del patrimonio mueble e inmueble conservado en las actuales Colecciones Reales es anterior a 1808. Este límite también permite ofrecer una panorámica de las colecciones con anterioridad a los procesos de independencia americanos y la convulsa situación interna española que también influyeron en la proyección de la imagen real y en su consiguiente transformación.
1.- La corte itinerante. De la Edad Media a la Edad Moderna
El primer capítulo llama la atención sobre la importancia del carácter itinerante de la corte desde los reinos medievales hasta el fallecimiento del emperador Carlos V. Se trataba de una corte en constante movimiento entre diferentes casas y palacios que carecía de una sede permanente del poder real.
2. - Felipe II y el establecimiento de la capital en Madrid
Felipe II es la figura clave en la historia de las actuales colecciones reales debido a tres decisiones que condicionaron su desarrollo hasta el presente. El primer epígrafe dentro de este capítulo se centra en el establecimiento de la capitalidad del reino en Madrid, que supuso la creación de una sede permanente del poder real, apoyada por una red de palacios tejida a su alrededor. Un segundo epígrafe trata la trascendental decisión de la construcción del Real Monasterio de San Lorenzo de El Escorial (Madrid), pieza clave para la monarquía española tanto por su planteamiento arquitectónico como por los usos a los que fue destinado. Este capítulo se completa resaltando la importancia de la herencia imperial expresada en las disposiciones testamentarias de Felipe II como germen de las colecciones artísticas del Patrimonio Nacional, ya que gracias a ellas se consideraron como inalienables de la corona española la Real Armería, la tapicería y la colección real de pinturas.
3- Los palacios reales bajo los Austrias. De Felipe II a Felipe IV
El tercer capítulo expone el ambiente en el que discurrió la vida de la familia real, así como las fundaciones religiosas de gran trascendencia hasta la actualidad. A manera de introducción se recalca la idea de la universalidad de la monarquía hispana para comprender la diversa procedencia de los objetos en los que se materializó la vida palatina a través de muebles, textiles y libros representativos.
4.- Los Reales Patronatos
El cuarto apartado de la exposición explica la creación de los Reales Patronatos en el contexto religioso de la Contrarreforma y de la vida cortesana analizando su fundación y dotación a través de sus benefactores.
5.- El cambio dinástico. El advenimiento de la dinastía borbónica
La introducción de la Casa de Borbón supuso un cambio de gustos, bajo la preeminencia de los modelos franceses e italianos, pero, sobre todo, constituyó el momento de mayor esplendor artístico de las colecciones reales españolas en todas sus manifestaciones. Por el contrario, parte del legado Austria se perdió por la propia evolución de los Reales Sitios.
El incendio del Alcázar en 1734 dio lugar a la creación de una nueva sede para la monarquía que constituiría la mayor empresa de la nueva dinastía. El epígrafe sobre el Palacio Nuevo y la legitimidad dinástica aborda la construcción del actual Palacio Real.
6.- La magnificencia de la monarquía a través del refinamiento en la decoración de los Reales Sitios y de la vida cotidiana
Los Palacios y sus jardines fueron el marco para la expresión de la magnificencia regia. Las reformas emprendidas en los Reales Sitios ampliaron su superficie y cambiaron su fisonomía, por lo que fue necesaria una ingente labor para su decoración, siempre bajo la premisa de la mayor calidad. La empresa supuso la regularización de las artes suntuarias como uno de los rasgos más destacado de la dinastía borbónica, ya que ahora se impulsan las producciones amparadas por la monarquía para su servicio directo, por medio del establecimiento de los Talleres Reales y las Reales Fábricas para decorar los nuevos edificios, a la vez que eran un instrumento de desarrollo de las comarcas en las que se asentaron estas manufacturas.
7.- Las casas de campo. La diversión a través del arte
Entre todas las colecciones y edificios se ha querido llamar especialmente la atención sobre Las casas de campo de Carlos IV, bien como Príncipe de Asturias, bien como Rey de España, exponentes del mayor refinamiento artístico de la dinastía. Estos palacetes de recreo y su decoración supusieron el cenit de las artes decorativas de la monarquía española.
8.- El cambio de escenario. La guerra de la Independencia
El último capítulo dedicado a las Colecciones Reales Españolas, se reduce a las dos escenas de Goya de La fabricación de pólvora, que evocan la Guerra de la Independencia, conflicto que supuso el fin del coleccionismo real.
9.- Espejo de Ultramar. El Palacio Virreinal de Nueva España
El último apartado de la exposición enlaza las colecciones y los Reales Sitios españoles con el Palacio Virreinal de México a través de una galería de retratos de los diferentes virreyes de este periodo, así como de una variada muestra de artes decorativas que ilustran las analogías y diferencias existentes entre el arte virreinal y el desarrollado en España bajo el amparo de la corona.