La 56ª edición de la Bienal de Venecia tiene como lema All the World's Futures [Todos los futuros del mundo] y está comisariada por Okwui Enwezor. En esta ocasión la Bienal propone un proyecto dedicado a una nueva evaluación de las relaciones del arte y los artistas con el actual estado de las cosas.
El pabellón de España en la Bienal está organizado por la AECID con la colaboración de AC/E y comisariado por Martí Manen. Su proyecto Los sujetos incluye obras de los artistas Pepo Salazar (Vitoria, 1972), Helena Cabello (París, 1963) & Ana Carceller (Madrid, 1964) y Francesc Ruiz (Barcelona, 1971). Los sujetos pretende aportar una visión muy libre de Dalí a través de las obras de los creadores seleccionados. Un diálogo directo que no quiere ser una ilustración del pasado desde el presente sino directamente un presente que permita resituar la creación, la identidad y una línea temporal desde el hoy, desde nuestra situación, desde la multiplicidad.
El equipo artístico formado por Cabello y Carceller desarrolla obras interdisciplinares que incluyen el vídeo, la escenografía, la fotografía, la escritura o el musical, con el propósito de poner en cuestión los medios de representación hegemónicos y proponer alternativas críticas. Su trabajo artístico alrededor de la idea de identidad múltiple, su propuesta entroncada con el feminismo y el pensamiento queer, permite un acercamiento crítico a Dalí que abre las capas íntimas y permite posicionar lo público y lo privado en un mismo nivel político.
También Pepo Salazar, que vive en París, combina en sus creaciones fotografías, vídeos, instalaciones y objetos, manipulando el significado de la representación para introducir un punto de vista crítico. Como Dalí, Pepo Salazar amplía la capacidad de acción artística desde la superación de las normas y desde un conocimiento amplio sobre qué significa trabajar en arte.
Francesc Ruiz parte del lenguaje del cómic que utiliza "como una herramienta para intervenciones de arte contemporáneo, como podría usar el vídeo u otro material". Si Dalí entra de lleno en los media y entiende su funcionamiento, Ruiz da una tuerca de vuelta más al convertirlos en el lugar para una narrativa surreal, para una deconstrucción espacial hacia campos de una narrativa sensual.
El pabellón de España en la Bienal está organizado por la AECID con la colaboración de AC/E y comisariado por Martí Manen. Su proyecto Los sujetos incluye obras de los artistas Pepo Salazar (Vitoria, 1972), Helena Cabello (París, 1963) & Ana Carceller (Madrid, 1964) y Francesc Ruiz (Barcelona, 1971). Los sujetos pretende aportar una visión muy libre de Dalí a través de las obras de los creadores seleccionados. Un diálogo directo que no quiere ser una ilustración del pasado desde el presente sino directamente un presente que permita resituar la creación, la identidad y una línea temporal desde el hoy, desde nuestra situación, desde la multiplicidad.
El equipo artístico formado por Cabello y Carceller desarrolla obras interdisciplinares que incluyen el vídeo, la escenografía, la fotografía, la escritura o el musical, con el propósito de poner en cuestión los medios de representación hegemónicos y proponer alternativas críticas. Su trabajo artístico alrededor de la idea de identidad múltiple, su propuesta entroncada con el feminismo y el pensamiento queer, permite un acercamiento crítico a Dalí que abre las capas íntimas y permite posicionar lo público y lo privado en un mismo nivel político.
También Pepo Salazar, que vive en París, combina en sus creaciones fotografías, vídeos, instalaciones y objetos, manipulando el significado de la representación para introducir un punto de vista crítico. Como Dalí, Pepo Salazar amplía la capacidad de acción artística desde la superación de las normas y desde un conocimiento amplio sobre qué significa trabajar en arte.
Francesc Ruiz parte del lenguaje del cómic que utiliza "como una herramienta para intervenciones de arte contemporáneo, como podría usar el vídeo u otro material". Si Dalí entra de lleno en los media y entiende su funcionamiento, Ruiz da una tuerca de vuelta más al convertirlos en el lugar para una narrativa surreal, para una deconstrucción espacial hacia campos de una narrativa sensual.
