Hasta los años 60, España se sirvió especialmente de lo gitano para crear una imagen nacional y promocionarse en el extranjero. Películas como Embrujo o María de la O reproducían el cliché del gitano asociado al flamenco y a la alegre picaresca. Destaca sobre todas ellas Morena Clara, en sus dos versiones, la de 1939 y la de 1954, por reunir de forma satírica todos los tópicos de la época sobre los gitanos. El régimen franquista usó a las grandes artistas gitanas para dar una imagen poderosa e hipnótica en el extranjero, y, a la vez, para contentar a las masas nacionales. En 1963 una película rompió con esa imagen: Los Tarantos, de Rovira Beleta, Con Carmen Amaya de protagonista, rodada en la barriada gitana del Somorrostro barcelonés, mostró una cara totalmente diferente a lo visto hasta entonces en las salas. Quizá el mejor cine gitano esté por llegar. Y quizá lo hagan los jóvenes cineastas calós que empiezan a despuntar.
Up until the 1960s Spain made use of Romani culture in particular to forge a national image and to promote itself abroad. Films such as Embrujo and María de la O reproduced the Romani cliché associated with Flamenco singers and rogues with a winning smile. The most significant of all would be Morena Clara, in the two versions made in 1939 and then in 1954, as a satirical assemblage of all the clichés of the era about the Romani. The Franco regime made use of leading Romani performers to present a powerful and hypnotic image abroad, while also satisfying the masses back at home. In 1963 one film shattered this image: Los Tarantos, by Rovira Beleta. Starring Carmen Amaya, and filmed in the Romani neighbourhood of Somorrostro in Barcelona, it offered a perspective which had never previously been seen in the cinema. The finest Romani films may yet be to come. And it may be Spain's emerging young Romani directors who make them.
Hasta los años 60, España se sirvió especialmente de lo gitano para crear una imagen nacional y promocionarse en el extranjero. Películas como Embrujo o María de la O reproducían el cliché del gitano asociado al flamenco y a la alegre picaresca. Destaca sobre todas ellas Morena Clara, en sus dos versiones, la de 1939 y la de 1954, por reunir de forma satírica todos los tópicos de la época sobre los gitanos. El régimen franquista usó a las grandes artistas gitanas para dar una imagen poderosa e hipnótica en el extranjero, y, a la vez, para contentar a las masas nacionales. En 1963 una película rompió con esa imagen: Los Tarantos, de Rovira Beleta, Con Carmen Amaya de protagonista, rodada en la barriada gitana del Somorrostro barcelonés, mostró una cara totalmente diferente a lo visto hasta entonces en las salas. Quizá el mejor cine gitano esté por llegar. Y quizá lo hagan los jóvenes cineastas calós que empiezan a despuntar.
Up until the 1960s Spain made use of Romani culture in particular to forge a national image and to promote itself abroad. Films such as Embrujo and María de la O reproduced the Romani cliché associated with Flamenco singers and rogues with a winning smile. The most significant of all would be Morena Clara, in the two versions made in 1939 and then in 1954, as a satirical assemblage of all the clichés of the era about the Romani. The Franco regime made use of leading Romani performers to present a powerful and hypnotic image abroad, while also satisfying the masses back at home. In 1963 one film shattered this image: Los Tarantos, by Rovira Beleta. Starring Carmen Amaya, and filmed in the Romani neighbourhood of Somorrostro in Barcelona, it offered a perspective which had never previously been seen in the cinema. The finest Romani films may yet be to come. And it may be Spain's emerging young Romani directors who make them.