Page 54 - El rostro de las letras
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TERTULIAS Y CAFÉS
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En los salones del siglo se conspiraba, se calumniaba, se jugaba y
se hablaba de política, excepcionalmente de música y casi nunca de literatura. En uno de los más célebres, el de Sofía Troubetzkoi, mar- quesa de Alcañices, se recibía todas las noches, lloviese o no, hiciese frío o calor. A él acudían políticos, actores, espadones, mantenidas, artistas, diplomáticos, toreros y algún obispo. En los umbrales de
la Restauración comenzó ya a considerarse de buen tono invitar a
los que habían alcanzado celebridad en el campo de las letras. “La duquesa de Sesto –recordaba años después, Agustín de Figueroa–, recibe todas las noches. Como buena extranjera, invita a actores, toreros como El Tato y Frascuelo, pintores y literatos. Eusebio Blasco y Zorrilla, que nunca olvida hablar de las bellezas de Méxi- co; Manuel de Palacio recita versos satíricos; Campoamor susurra madrigales: y aquel que se expresa con énfasis y marcado acento andaluz es Fernández y González, el Dumas español” 13. En la tertulia del duque de Rivas, se invitaba habitualmente a pintores y escritores, la mayoría de la cuerda del poeta. El propio duque era asiduo a la tertulia de Mariano Roca de Togores, marqués de Molins, que en su domicilio de la madrileña calle del Prado reunía a los restos embal- samados de la generación romántica. No era infrecuente encontrar en aquellos cónclaves a algunos de nuestros primeros fotógrafos aficionados, como el infante don Sebastián, tentados por lo que ya comenzaba a considerarse entonces como “entretenimiento y recreo” por los miembros de la alta burguesía y la aristocracia. El paradigma de estos aficionados bien podría haber sido el marqués de Villame- lón, personaje de la obra del padre Coloma, Pequeñeces, que en los amenes isabelinos inició la práctica de la fotografía como un modo eficaz de combatir sus murrias. “El ocio –escribió el padre Coloma–, esa gran pesadumbre de los grandes, que en vez de lágrimas tiene bostezos, había despertado en él la afición a la fotografía. Comer, beber, dormir y retratar a todo bicho viviente que se cruzaba ante su magnífica cámara oscura eran las tareas que llenaban y aun hacían rebosar la vida de aquel ilustre prócer”.
Las tertulias de sociedad vivieron su época dorada en los años de
la Restauración. Célebre fue la del conde de las Navas, destacado dirigente del partido progresista y uno de los más fervientes activis- tas liberales del siglo. Existe una fotografía de Christian Franzen, en la que vemos al conde, junto a Pérez Galdós, José María de Pereda, Pedro Antonio de Alarcón, Rubén Darío, Menéndez Pelayo y Salva-
Página anterior: ANÓNIMO (Atribuido a MARTÍNEZ SÁNCHEZ). Miembros del equipo de dirección del periódico liberal La Iberia, publicado entre 1854 y 1898. De izquierda
a derecha, Práxedes Mateo Sagasta, Ángel Fernández de los Ríos, Francisco Montemar y Pedro Calvo Asensio. Hacia 1855 (Biblioteca Nacional de España)
13 Figueroa, Agustín de, marqués de Santo Floro, La sociedad española durante la Restauración, Aspas, Madrid, 1945.
























































































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