Page 43 - El rostro de las letras
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    26 ROMÁNTICOS Y LIBERALES
literario de su tiempo y el de los pintores, tan cercanos entonces, tan concomitantes, en continua y mutua celebración con los literatos. La obra de Esquivel fue, sin duda, la más alta del romanticismo español. El propio pintor, aureolado por la leyenda de una juventud meneste- rosa y bohemia, por el drama de su ceguera, por las repetidas crisis personales que le llevaron a la orilla del suicidio y por su muerte pre- maturamente anunciada, le convirtieron en uno de los símbolos del romanticismo, tan alto quizás como lo fueron Larra y Espronceda.
Pero la imagen más fidedigna que nos ha quedado de los hombres de la primera generación romántica, es la que nos transmiten
los numerosos retratos literarios y los grabados que, andando
el tiempo, fueron apareciendo en las páginas de publicaciones
tan dignas de recuerdo como Cartas Españolas (1831), en la que José María Carnecero editó las primeras ilustraciones gráficas
del periodismo español; El Artista (1835), fundada por Federi-
co de Madrazo y Eugenio de Ochoa; El Semanario Pintoresco (1836), capitaneado por Mesonero Romanos; El Museo de las Familias (1843), dirigido por Francisco de Paula Mellado; El Museo Universal (1856), editado por José Gaspar y José Roig; La Ilustración Española y Americana (1869), creada por Abelardo de Carlos, y las sucesivas publicaciones homónimas (La Ilustra- ción Artística, La Ilustración Catalana, La Ilustración de Ma- drid), que tanta ilusión despertaron en los adelantos tecnológicos, casi la misma como en los logros democráticos liberales y en la hermandad universal. La prensa gráfica y la propia fotografía son consustanciales al romanticismo, y puede decirse que nacieron
y se desarrollaron con él, desde los días de El Artista y El Sema- nario Pintoresco Español, órganos oficiosos del movimiento, que introdujeron el grabado en madera, muy utilizado por las revistas llamadas pintorescas, que acabaron convirtiéndose en verdadera escuela de grabadores, como Calixto Ortega, Leonardo Alenza, Valeriano Bécquer, Vicente Urrabieta, Ortego y Daniel Perea.
Mesonero Romanos fue el primero en concebir la relación texto- imagen como algo esencial en la prensa ilustrada que nacía entonces en España. De ahí la estrecha relación que mantuvieron los escritores, no sólo con los dibujantes y grabadores de prensa, sino con la primera generación de fotógrafos profesionales, cuyo trabajo se convirtió pronto en herramienta utilísima para los di-
  A Federico DE MADRAZO debemos también
la caricatura “Un romántico”, publicada en la misma revista, en 1836 (Archivo-Biblioteca de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando)























































































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