Page 117 - El rostro de las letras
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      100 RETRATOS PARA TODOS
  se acerca en calidad y penetración al retrato que le hizo su hermano Valeriano en 1860, tres años después de que se le diagnosticase la tuberculosis que le conduciría al sepulcro. De entre sus retratos fotográficos conocidos, quizás el mejor sea el realizado en el estu- dio de Ángel Alonso Martínez (y hermano) en 1864. Con la mano izquierda refugiada en el bolsillo del pantalón y la derecha ocupada en sostener el orgulloso bombín, el poeta mira con desidia a la cá- mara, desinteresado del ritual del retrato. Julio Nombela, que tanto le trató, le describió como un ser infortunado que, tras su aparente fragilidad, escondía un corazón robusto. Y así creemos percibirle en la fotografía, entre bohemio y elegante, con una inquietante som- bra en la mirada, que contrasta con lo artificioso del decorado. Esta imagen de Bécquer la vamos a encontrar de nuevo en otro retrato escenográficamente excesivo realizado por Martínez Hebert en 1869, dos años después de escribir sus célebres Rimas, en los días de su definitiva ruptura con Casta Esteban, añorando quizás una muerte que no tardaría en llegar; anublado el rostro por la melancolía, como
 Gustavo Adolfo Bécquer Su alma robusta vivía aprisionada en un cuerpo endeble, enfermi- zo. Hacía una vida tranquila, escribía cuando su salud se lo permitía, salía poco de casa. Nunca le vi reír; sonreír, siem- pre, hasta cuando sufría. Tam- poco le vi llorar.
JULIO NOMBELA































































































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