Page 4 - Perú indígena y virreinal
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 La realidad de ese conjunto de pueblos que llamamos Latinoamérica no puede entenderse sin profundizar en su historia. Ésta, como todas, se presenta conflictiva y llena de contradicciones pero, también, de grandes logros y promesas. Por ello, indagar en el pasado es también una forma de comprendernos a nosotros mismos para asentar sobre bases más sólidas un futuro que intentamos seguir construyendo, más allá de los tópicos y los desconocimientos, entre todos los integrantes de una de las principales comunidades de naciones en nues- tro mundo actual. De ahí el valor de analizar y difundir las ideas, los gustos, las sensibilidades que a lo largo de los siglos han ido dando forma a cada una de nuestras naciones, condicionando el devenir de los pueblos y su manera de afrontar los retos de la modernidad. Ese legado, patrimonio compartido más allá de las fronteras políticas por cuantos hablamos y pensamos en la misma lengua como resultado de una larga e intensa historia común, exige desentrañar sus raíces, indagar en las huellas que desde épocas en apariencia remotas siguen marcando las sendas presentes, del mismo modo que los antiguos monumentos indígenas sustentaron en muchas ocasiones los nuevos símbolos del poder virreinal en las Américas desde el principio de la Edad Moderna. Perú es uno de los países que acumulan mayor riqueza y variedad de ese legado remoto pero lleno aún de vida en la sociedad actual. Su historia, su cultura, su arte, destacan entre las más dinámicas realidades pasadas y presen- tes de la gran comunidad iberoamericana. De ahí la oportunidad de centrar nuestra mirada, con la atención y el detenimiento que merecen, en esas claves vitales —sociales, ideológicas y también, estéticas— que permiten entender los factores que nos unen o nos diferencian.
Esta exposición, organizada por la Sociedad Estatal para la Acción Cultural Exterior, intenta que se com- prenda mejor la historia de un gran país americano, sin la que los españoles no podríamos entendernos a noso- tros mismos. Por eso, es también un estímulo para seguir avanzando en una colaboración a la que nos senti- mos llamados por un interés más profundo y exigente que la mera coyuntura, por una necesidad de nuestra propia cultura y, en suma, de nuestra identidad como nación abierta y plural, capaz de integrar todas las dimensiones que la han ido constituyendo durante siglos en íntimo contacto con los demás pueblos de Europa y América.
Miguel Ángel Moratinos
Ministro de Asuntos Exteriores y de Cooperación































































































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