Page 83 - Azaña: Intelectual y estadista | eBook
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Sin embargo, tras el inicio de la Primera Guerra Mun- dial, Azaña vuelve a Francia, en octubre de 1916. En el viaje, del que dio cuenta en el artículo “Nuestra misión en Francia”, publicado en el Bulletin Hispani- que (enero-marzo de 1917), le acompañaban, entre otros, Menéndez Pidal y Américo Castro. La primera parada fue Burdeos, donde fueron recibidos por el rector de la Universidad y el decano de Letras y, a la vuelta de París, la Academia Nacional de Ciencias, Bellas Letras y Artes les concedió el título de miem- bros no residentes, a lo que ellos respondieron con el reconocimiento “a las numerosas gentes que aman a España”, y a otros que “consagran a estudiarla su vida entera” (I, 277).
En la capital francesa fueron objeto, asimismo, de una calurosa acogida por parte de las autoridades parisi- nas. En todo caso, la visita no tenía un objetivo beli- cista, sino de conocimiento mutuo, y Azaña expresa así el propósito de aquel viaje:
Se impone, pues, una campaña de divulgación recí- proca, que vaya creando en torno de las obras de apro- ximación de cualquier índole: científica y universita- ria, comercial e industrial, y en su día, política, una especie de atmósfera respirable que las permita vivir en lozanía (I, 279).
Además, declara la admiración que los españoles progresistas profesaron al país galo: “La masa liberal es francófila de Francia entera; quiere que esta nación se salve por la victoria, tal como es, con la numerosa variedad de matices que enriquecen su vida moral” (I, 278).
No obstante, era evidente que el interés por Francia en aquel momento pasaba por el conocimiento directo de la cruenta realidad que vivía y deci- dió visitar los frentes de Reims y Verdún, cuyos escenarios de destrucción dibuja con una depurada técnica impresionista, plagada de personificacio- nes. Pero lejos de exaltar la belleza de la guerra, como hicieron algunos futuristas, recogió el sufrimiento de los soldados, agotados y hundidos en el barro, y los destrozos de la catedral gótica de Reims (I, 271-272) o la actividad militar del ejército, que se desenvolvía con dificultad en medio del fango (I, 274 y 275).
Al horror de la guerra en estas dos ciudades dedicó Azaña también el artículo “Los despojos vivos” (El Imparcial, 31 de diciembre de 1917), tras la visita a los hospitales de campaña, “provechosa [...] sobre todo
Manuel Azaña
Reims y Verdún: impresiones
de un viaje a Francia. Conferencia pronunciada en el Ateneo de Madrid, el 25 de enero de 1917
Madrid, Imprenta Helénica, 1917 Biblioteca Nacional de España. 3/104842
 82 M.a Ángeles Hermosilla Álvarez
























































































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