Page 415 - Azaña: Intelectual y estadista | eBook
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en 1932, siendo él jefe de Gobierno. Tan importante fue su papel en esta materia que, probablemente, sin su concurso, Cataluña no habría tenido Estatuto o, al menos, no tan pronto. Por eso fue luego tan grande su de- cepción con el comportamiento de los gobernantes catalanes con la Repú- blica. Los españoles de hoy ya conocemos bastante de eso.
Pero Manuel Azaña no solo era un gran pensador político, sino que, con su acción de gobierno en el primer bienio de la República, demostró grandes dotes ejecutivas, acompañadas de un liderazgo innato para conducir la coalición de centro izquierda entre republicanos y socialistas que sentó las bases del proyecto transformador de la Segunda República.
De sus palabras referidas a dos asuntos capitales, la quiebra del régimen de la monarquía y la visión de la organización territorial del Estado, se pueden extraer muchas y variadas enseñanzas, pero, en este momento de España, en el que los españoles nos sentimos lacerados por la quiebra económica y el vacío institucional, huérfanos de un verdadero proyecto nacional, con- viene subrayar aquellas que se refieren al ejercicio de la libertad y a la nece- sidad de poner a nuestra patria en el grado superior del orden civil y moral.
Creo que ese es el mejor recuerdo de quien fuera un gran pensador y mejor español.
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