Page 365 - Azaña: Intelectual y estadista | eBook
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expresidente de la República. Resulta escalofriante la precisión con la que describía la angustia de los familiares de Azaña ante el temor de que, debi- do a su estado, “un ataque de angina” le resultara fatal1. No se le escapaba ningún detalle respecto al pequeño equipo médico que le rodeaba, incluida la presencia del prestigioso médico francés Ribadeau-Dumas, que no había dudado en acudir desde París para cuidar de él. Resulta curioso, eso sí, que a pesar de llevar en Francia casi medio año, y de mostrar un celo peculiar y perverso en el seguimiento de las altas personalidades republicanas, Urraca situara Pyla-sur-Mer en el departamento del Alto Garona, y no en el de Gironda.
Durante las semanas que siguieron a la firma del Armisticio entre la Alemania nazi y el mariscal Pétain, la Embajada española en París siguió muy de cerca las negociaciones entre la Legación de México y las nuevas autoridades fran- cesas en Vichy. En un informe del 16 de agosto, el policía Pedro Urraca hacía hincapié en una cláusula del convenio franco-mexicano respecto a los repu- blicanos españoles que se hallaban en la zona ocupada por los alemanes, y daba a entender que, de alguna manera, aquel acuerdo iba a dificultar las acciones de la Embajada para detener a los dirigentes republicanos en Fran- cia2. Sin embargo, en su voluntad obsesiva de perseguir a aquellas personali- dades que no habían podido o querido salir de Francia después de la invasión alemana del territorio galo, Urraca, como celoso ejecutor de las directivas del embajador Lequerica y del asesor militar Barroso, cometió errores, como, por ejemplo, la de situar al expresidente en Marsella y no en Montauban, en el Tarn y Garona. Un error tanto más incomprensible cuanto que, por otro lado, los detalles de la salida precipitada de Manuel Azaña en una ambulancia de su residencia de Pyla-sur-Mer eran de una gran precisión. Esa equivoca- ción no procedía solo del caos reinante en aquellos momentos en Francia, sino más probablemente de una colaboración fluctuante entre las nuevas autoridades de Vichy y la Embajada española.
De todos modos, desde mediados de julio de 1940, la máquina represiva hispano-alemana, con la colaboración pasiva o activa de funcionarios de Vichy tanto en la zona ocupada como en la “zona libre”, funcionaba a pleno rendimiento. El 10 de julio, el cuñado de Azaña, Cipriano de Rivas Cherif, era detenido por la Gestapo, debidamente informada por la asesoría policial de la Embajada, y llevado de inmediato a Madrid. El mismo día, las personalidades socialistas Francisco Cruz Salido y Teodomiro Menéndez eran arrestadas en Burdeos. El 27 era el turno del exministro Julián Zaga- zagoitia, detenido en París. En agosto, el día 13, el presidente de la Gene- ralitat Lluís Companys era apresado en La Baule. Los cuatro fueron lleva- dos a España y fusilados salvo Menéndez, cuya pena de muerte fue conmutada a treinta años de prisión.
Mientras tanto, la salud de Azaña iba empeorando. A la angustia de saber- se espiado por los esbirros del embajador Lequerica, ahora se añadían los
1 Nota manuscrita de Pedro Urraca, 11 de mayo 1940. Nota informativa, núm. 103, AGA Fondo IDD 9 17, Delegado Nacional Servicios Exte- riores Falange, caja 51/20947. Agra- dezco a Loreto Urraca Luque su ayu- da para conseguir los documentos relativos a las actividades de Pedro Urraca en la Embajada de España en París. Ver Urraca Luque, Loreto, Entre hienas, Madrid, Ed. Funambu- lista, 2018.
2 Nota reservada núm. 11, 16 de agos- to de 1940, AGA fondo IDD 109700, Asuntos Exteriores, caja 54/11326.
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