Page 297 - Azaña: Intelectual y estadista | eBook
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o la famosa serie Chocolatería Eduardo Pí, dedicada a las ‘Figuras de la República’, en la que compartía protagonismo con Victoria Kent –la única mujer seleccionada– o con Ortega), postales, carteles o caricaturas como la de Andreu Dameson para el Comissariat de Propaganda de la Generalitat. Especial fortuna tuvo en Cataluña toda la memorabilia relacionada con el histórico paso de Azaña por la Generalitat en 1936 junto a Macià: postales y fotografías del encuentro entre ambos políticos o del recibimiento de los catalanes al entonces primer ministro en la plaza de la Generalitat, así como carteles conmemorativos de la aprobación del Estatuto, dan fe de la dimen- sión popular del acontecimiento.
No es extraño encontrar una amplia variedad de retratos de Azaña, con una iconografía muy variada, reutilizando en ocasiones fotografías aparecidas en los periódicos. Paradójicamente esa presencia se intensifica a partir de 1936 hasta el final de la guerra, demostrando que, independientemente de su peso real en el Gobierno, Azaña sigue siendo la personificación de la República.
También se editaron los discursos pronunciados por el presidente, especial- mente los más simbólicos, como el del 21 de enero de 1937 en el Ayunta- miento de Valencia, el del 13 de noviembre del mismo año en Madrid, o el del 18 de julio de 1938 en el Ayuntamiento de Barcelona. La presencia de Azaña formó parte fundamental de la propaganda republicana, incluso cuando su peso en el Gobierno decreció, lo que confirmaba, precisamente, esa dimensión simbólica de su figura.
“Un torrente popular se nos viene encima”
Pero una cosa es ser una figura popular y otra arrastrar a las masas. Y Azaña supo hacerlo en los momentos precisos. Primero, aprovechando su partici- pación en el mitin republicano celebrado en las Ventas en 1930, que supu- so en cierto modo su salto al estrellato político y popular después, y, sobre todo, en el conjunto de mítines celebrados en 1935, la llamada Campaña de Discursos en Campo Abierto.
La evolución de los acontecimientos hizo que tanto Azaña como las izquier- das españolas necesitaran una demostración práctica de su carisma popular y que sirviera para demostrar su fuerza a sus antagonistas políticos y al Ejército, pero también a sus propios aliados, como él mismo reconoce. Azaña es capaz de convertir esa popularidad en varios baños de masas, de los que fueron especialmente significativos el del campo de Mestalla en Valencia, que congregó a cien mil personas, o el mítico mitin de Comillas, en el que se dieron cita medio millón.
Todavía hoy, viendo las imágenes rodadas de aquella concentración, con- servadas por Filmoteca Española y el Archivo de RTVE9, impresiona el
9 https://www.rtve.es/alacarta/videos/ archivo-historico/mitin-manuel-aza- na-materiales-sin-montar/2923636/
296 josé a. gómez municio