Page 260 - Azaña: Intelectual y estadista | eBook
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21 Azaña, Manuel, “Los partidos polí- ticos y el pueblo” (1932), “Discurso en el Centro del Ejército y de la Ar- mada” (1932), “Elecciones munici- pales en Cataluña. La coalición elec- toral” (1934); “Discurso en el homenaje a Antonio Espina” (1935), Obras completas, op. cit., vol. 4, pp. 31 y 44, y vol. 5, pp. 48 y 470, respectivamente.
1934, en la campaña de las elecciones municipales en Barcelona, Azaña utilizó expresiones muy distintas a las empleadas dos años antes: “Termino, ciudadanos, levantando con vosotros el corazón por nuestra República, que es la expresión ideal de la patria, de nuestros sentimientos íntimos de espa- ñoles y catalanes, y por el triunfo en el porvenir de nuestra amada España”. Para culminar, tras su paso por la oposición al gobierno radical-cedista, llegó a afirmar: “Nosotros somos españoles de los pies a la cabeza; profun- damente españoles. Yo lo soy más que nadie”21.
Este giro hacia unas concepciones más herderianas de nación se afianzó con motivo de la Guerra Civil y en los amargos meses en el exilio en Montau- ban. Desde la presidencia de la República, contempló el drama de la guerra entre compatriotas como el desgarro máximo, pero no como el fracaso de su pretensión de (re)construir una patria definitiva para los españoles. A la creciente animadversión hacia el nacionalismo catalán –y vasco– se sumó su enaltecimiento de una España ya convertida en ente metahistórico, más allá de la voluntad de los hombres y mujeres que poblaban su geografía; una “Patria eterna” que recibía la inmolación de sus hijos para alcanzar una definitiva “Paz, Piedad y Perdón”.
Azaña y la España de 2020
Llegado el momento de exponer unas breves conclusiones, lo más impor- tante no sería tanto conseguir un sumario erudito de citas y fechas como ayudar a visualizar la vigencia del pensamiento azañista sobre el concepto amplio de nación y, concretamente, de España en su doble dimensión de definición de identidad y de ordenación del territorio. Cambiante y adap- tativa, la concepción de la idea de nación en Azaña sirve en la actualidad para afrontar un triple desafío. En primer lugar, a una escala internacional, para contrarrestar aquellas soflamas maximalistas de los nacionalistas del siglo xxi que retornan a envolverse en banderas, himnos y fundamentalis- mo excluyente; para ellos se encuentra la receta azañista –dictada hace más de un siglo– de la austeridad de costumbres, el trabajo solidario, la herman- dad universal y el cumplimiento de las leyes.
También a escala global, el segundo desafío se materializa en la contun- dente alianza generada en los últimos años entre nacionalismo, autorita- rismo (a menudo legitimado con una fachada institucional democrática), religión (todas las iglesias tienen facciones de apoyo a estas políticas) y desinformación (opacidad, instrumentalización de redes sociales, ideolo- gización de los medios de comunicación, postverdad). Para enfrentar esta alianza antidemocrática, pueden ser utilizados los instrumentos civiliza- cionales que Azaña acabó sintetizando en la razón republicana: educa- ción, compromiso y participación ciudadana, justicia y equidad social, transparencia y eficacia política, y, en definitiva, plena legitimidad del Estado democrático.
Manuel Azaña: deconstrucción nacionalista y construcción nacional 259