Page 216 - Azaña: Intelectual y estadista | eBook
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Por otra parte, la historiografía que ha valorado los resultados de las refor- mas de Azaña al frente del Ministerio de la Guerra, a la luz de las trágicas consecuencias de la sublevación de 1936, pasa por alto a menudo que la reforma quedó en buena medida desvirtuada tras el paso por la cartera de los hombres que la ocuparon durante el bienio radical-cedista, en especial, Diego Hidalgo y José María Gil Robles. Como Azaña dejó claro en más de una ocasión, sus reformas no eran definitivas ni atemporales. Perseguían un objetivo, partían de una situación difícil, utilizaban la legislación como método prácticamente único para provocar el cambio, pero solo eran el inicio de una transformación progresiva que nunca tuvo ocasión de llegar. Como la mayoría de las reformas de la Segunda República, el paso de Aza- ña por Guerra no dio lugar a una reforma fallida, a pesar de que sucumbió ante un golpe militar. Fue, como la generalidad de los grandes proyectos republicanos, una reforma truncada.
azaña, en el ministerio de la guerra 215

































































































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