Page 165 - Azaña: Intelectual y estadista | eBook
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de Molière, otra de Hermant y dos de Mérimée. De las cuatro, solo llegó a estrenarse La carroza del Santísimo, que es, paradójicamente, una de las dos de las que no se ha localizado, de momento, ningún ejemplar. Las cuatro son comedias entretenidas en las que se critica la ignorancia, la hipocresía, la avaricia, la lujuria, la codicia y otras pasiones humanas. Las obras de Mé- rimée, autor romántico francés, buen amigo de Juan Valera y conocedor de nuestro país, transcurren en España y, por su contenido, es indudable que debieron divertir a su traductor, rompiendo cierta imagen adusta y seca que se le ha querido atribuir, razón esta que merece una breve sinopsis de ambas, ya que la de Moliére es bien conocida. En El cielo y el infierno un militar li- beral pretende a una dama. El fraile confesor de ella se entremete, le provo- ca celos alegando otras amantes del militar y la dama –sonsacada por el clérigo– acaba por confesarle despechada que el militar es el autor de un panfleto que circula contra las autoridades. El fraile, rompiendo el secreto de confesión, lo delata y la Inquisición lo detiene y condena a muerte. Coin- cidiendo en capilla los tres personajes y aclarada la infamia, la dama saca una navaja y agrede al fraile; a continuación, se fuga con su amante, disfrazado con el hábito del clérigo. La carroza del Santísimo está basada en hechos reales: la relación que mantuvo el virrey Manuel de Amat y Junyent con la actriz Micaela Villegas, La Perrichola, de quien tuvo descendencia. Transcu- rre en el Perú colonial del siglo xviii. Un virrey anciano, gotoso y corrupto se enamora de una comedianta frívola, presuntuosa y pródiga en amantes. El virrey ha recibido de España una suntuosa carroza para su uso. La Perri- chola consigue con halagos que se la regale, pero su único interés es hacer ostentación en el centro de Lima para humillar a determinada marquesa. Una vez alcanzado el objetivo, la actriz entrega la carroza a la catedral para que los clérigos puedan trasladar dignamente el viático, y el obispo la acep- ta sin el menor escrúpulo como un ejemplo virtuoso digno de ser imitado. La desvergüenza ha sido suplantada por la hipocresía. Al concluir, uno de los personajes ensalza el gesto de La Perrichola con estas palabras: “Señorita, esa carroza será para vos el carro de Elías: os llevará directamente al cielo”19.
La obra –prohibida en la España de Primo de Rivera– se estrenó con éxito en el Teatro Maipo de Buenos Aires en 1929 y, con la llegada de la Repúbli- ca, pudo también estrenarse en Madrid en el Teatro Muñoz Seca en junio de 1931, siendo Azaña ministro de la Guerra. De la importancia y amenidad de este sainete de Mérimée dan buena cuenta dos consecuencias posteriores. El músico alemán nacionalizado francés Jacques Offenbach compuso sobre el sainete una opereta titulada La Périchole, que se estrenó el año 1868 en el Théâtre des Variétés de París. En 1953, también basada en la obra de Méri- mée, Jean Renoir dirigió la película titulada Le carrosse d’or, protagonizada por Anna Magnani, Odoardo Spadaro y Duncan Lamont.
Como puede comprobarse, parece evidente que estas obras las tradujo tam- bién por propia diversión, y que coincidiría con sus autores en muchos aspectos de la incisiva crítica social que encerraban.
19 Mérimée, Prosper, op. cit., p. 407.
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