Page 180 - Eduardo Mendoza y la ciudad de los prodigios
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Sin disimular su orgullo le mostró también las obras del estadio. Esta edificación, agre- gada al plan general del certamen con posterioridad, tenía una superficie de 46.225 me- tros cuadrados y estaba destinada a las exhibiciones deportivas, explicó el marqués. Desde que la ideología fascista se había difundido por Europa todos los gobiernos fo- mentaban la práctica del deporte y la asistencia masiva a las competiciones deportivas. Con esta moda las naciones trataban de imitar el imperio romano, cuyos usos tomaban por modelo anacrónico. Ahora eran las victorias deportivas lo que simbolizaba la gran- deza de los pueblos. El deporte ya no era una actividad de las clases ociosas ni un pri- vilegio de los ricos, sino la forma natural de esparcimiento de la población urbana; con esto los políticos y pensadores contaban con mejorar la raza. El atleta es el ídolo de nuestro tiempo, el espejo en que se mira la juventud, dijo el marqués.
La ciudad de los prodigios
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