Page 178 - Eduardo Mendoza y la ciudad de los prodigios
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—Mirad, Majestad, lo que puede ofreceros Cataluña: sus hombres, su ingenio y su trabajo –dijo con voz engolada.
—Y sus bombas –respondió el rey, que acababa de recordar a Mateo Morral. El mar- qués quiso responder a esto, pero no acertó a encontrar palabras. Por lo demás, un fe- nómeno inesperado acaparaba en aquel momento la atención del monarca y de todos los presentes.
La ciudad de los prodigios
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