Page 148 - Eduardo Mendoza y la ciudad de los prodigios
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La respuesta de Madrid decía así: que S.E. el ministro del Interior acusaba recibo del lla- mado Plan de Ensanche de la Ciudad de Barcelona, pero que rehusaba considerarlo por no ajustarse su presentación a los requisitos contemplados por la legislación en la ma- teria. En efecto, la ley exigía que se presentasen tres proyectos alternativos, entre los cuales el ministro se reservaba el derecho a elegir el de su preferencia. El alcalde creyó perder la cabeza. Entre todos lograron tranquilizarle: Convoquemos un concurso, envie- mos a Madrid nuestro proyecto y otros dos más; el señor ministro no puede dejar de seleccionar el nuestro, por fuerza verá que es el mejor, le dijeron. A esto el alcalde no supo qué objetar; creía que su proyecto había sido inspirado por Dios y que no había ni podía haber otro superior a él, de modo que dejó que se convocase el concurso y esperó impaciente a que los proyectos fuesen presentados, cribados y preseleccionados con arreglo a los plazos fijados en las bases del concurso y aun se avino a presentar su propio proyecto junto con los demás, en el convencimiento de que saldría seleccionado, como sucedió. A lo largo de este proceso el proyecto del alcalde, que hasta entonces habían visto sólo unos pocos, circuló de mano en mano y sus características corrieron de boca en boca.
La ciudad de los prodigios
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