Page 144 - Eduardo Mendoza y la ciudad de los prodigios
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 Lo que más preocupaba a los timoratos era que los catalanistas, cuya fuerza iba en au- mento, pudieran ganar algunas elecciones, con el consiguiente enfurecimiento de Ma- drid, a cuya benevolencia creían deber la vida. Así prosperaban los negocios que gestionaba el señor Braulio. Onofre Bouvila se frotaba las manos a solas. Años más tarde había de decir: siempre pensé que el mal profundo de España consistía en que el dinero estaba en manos de un atajo de cobardes incultos y desalmados.
La ciudad de los prodigios
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