Page 130 - Eduardo Mendoza y la ciudad de los prodigios
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El cierre de las fábricas y los despidos masivos e imprevisibles se unieron a las plagas que ya se cebaban en la clase trabajadora. Ahora había además guerra en Cuba y en Melilla. Todas las semanas salían hacia América y África centenares de mozos, imberbes muchos de ellos. En las dársenas del puerto y en los andenes de la estación se podían ver escenas desgarradoras. La Guardia Civil tenía que efectuar a menudo cargas contra las madres que intentaban impedir el transporte de tropas reteniendo los barcos por las amarras o bloqueando el paso de las locomotoras. De aquellos cientos y miles de jóve- nes que partían hacia el frente muy pocos habían de volver y aun éstos, mutilados o en- fermos de gravedad. Estos hechos atizaban, como si hiciera falta, la inquina popular.
La ciudad de los prodigios
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