Page 35 - I estoria-ta: Guam, las MarianasI estoria-ta: Guam, las MarianasI estoria-ta: Guam, las Marianas y la cultura chamorra
P. 35
no se han detectado prácticas funerarias anteriores, las condiciones posteriores al año 500 a. C. han preserva- do al menos dos lugares de enterramiento en Guam. Entre el año 500 y el 350 a. C., en una necrópolis en Na- ton Beach, en Tumon, se enterraron cientos de cuer- pos humanos en posición extendida con ornamentos especializados y otros objetos de ajuar (DeFant, 2008). Entre el 350 y el 250 a. C., fuera de una cueva ritual en Ritidian, se enterraron dos cuerpos, el uno junto al otro, cuyas cabezas y torsos fueron retirados después, posiblemente con fines ceremoniales (Carson, 2017c).
A partir del año 500 a. C., los basureros con res- tos de alimentos manifiestan algunos cambios sus- tanciales en la dieta local. Las ilustrativas conchas de Anadara sp. disminuyeron considerablemente y casi desaparecieron durante los siguientes siglos. Esta parte de la dieta parece haber sido sustituida por un uso más extendido de los gasterópodos Turbo spp., Trochus spp. y Strombus spp., así como con cantida- des variables de bivalvos, como Codakia sp., entre otros. Entretanto, se han hallado mayores cantidades de huesos de pájaros y tortugas, así como espinas de pescado, posiblemente debido a las mejores condi- ciones de conservación de las unidades sedimenta- rias y a la distancia de estos contextos con respecto a la línea de costa activa. Harían falta estudios más deta- llados de los huesos de animales que se centren más en los periodos previos a fin de aclarar los factores de esta inestable conservación.
A partir del año 500 a. C., la tradición cerámica pre- senta formas y decoraciones marcadamente distintas. El engobe rojo era infrecuente entre los dos primeros siglos de nuestra era y disminuyó drásticamente a par- tir de entonces. Normalmente, los objetos carecían de decoración, salvo por muescas e incisiones ocasionales en los bordes más gruesos de algunos recipientes.
La cerámica de todo este periodo se caracterizó por vasijas con el fondo plano. Una de ellas era una «sar- tén» plana con una base ancha y gruesa, con paredes poco profundas y verticales; en muchas de las bases de estos recipientes aparecen impresiones de hojas de palmera tejidas. Otra forma era una «jarra» más peque- ña y estrecha, con una base más delgada y paredes ver- ticales más elevadas.
Este largo periodo comprendido entre el año 500 a. C. y el 500 d. C. podría subdividirse en función de unos componentes más tempranos o más tardíos, estable- ciéndose la división aproximadamente entre el año 1 y el 200 d. C. Durante un breve intervalo comprendido entre esos dos siglos, se produjo una ralentización temporal,
o una breve estabilización, en la tendencia descendente del nivel del mar. Aunque fugazmente, se desarrollaron superficies de playa estables en varios puntos de las Ma- rianas, de modo que estos estratos podrían contribuir a subdividir el prolongado periodo comprendido entre el 500 a. C. y el 500 d. C. Sin embargo, hasta el momento, la evidencias arqueológicas previas y posteriores a este periodo del 1 al 200 d. C. han sido mínimas, siendo da- tados en esta época de transición los últimos ejemplos de cerámica con engobe rojo.
4. 500-1000 d. C.
El periodo comprendido entre el año 500 y el 1000 d. C. no ha gozado de gran representación en el registro arqueológico regional. En aquellos emplazamientos donde se han hallado estratos de esta etapa, normal- mente se habían visto afectados por las actividades del periodo posterior, a partir del año 1000 d. C. Durante el periodo posterior se realizaron numerosas construc- ciones de aldeas de gran tamaño, a una escala inaudita hasta la fecha, las cuales afectaron a los estratos más antiguos y profundos de periodos anteriores.
Desde una perspectiva regional, durante este pe- riodo se produjeron nuevos asentamientos en más ubicaciones de las islas del arco sur, de mayor tama- ño, tanto en la costa como en el interior. Esto supuso un crecimiento continuado de la población local, lo que llevó a los distintos grupos humanos a ocupar nuevas zonas. No obstante, es necesario verificar esta teoría, averiguando para ello el número de personas que vivió en cada yacimiento o comunidad, pues los datos en los que se sustenta hasta el momento esta hipótesis no han sido lo suficientemente claros como para confirmarla.
Las aparentes tradiciones culturales posteriores al año 500 d. C. fueron, una vez más, considerablemen- te distintas de los hallazgos de materiales de periodos anteriores. A estas alturas, quedaban ya muy lejos las tradiciones previas de los habitantes de la costa, la ce- rámica con engobe rojo finamente decorada y los or- namentos de concha, así como la subsistencia a base de bivalvos Anadara sp., dando paso a nuevas costum- bres. Del mismo modo, habían desaparecido también las adaptaciones de siglos anteriores, como los reci- pientes cerámicos de base plana y paredes rectas del periodo comprendido entre el 500 a. C. y el 500 d. C.
La cerámica de este periodo era útil y práctica, documentada hasta el momento a través de sencillos
35
La vida antigua en las islas Marianas: desde el primer asentamiento hasta el periodo Latte