Page 88 - Anuario AC/E de cultura digital 2018
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sentido, podemos hacer volar nuestra imaginación dando voz y vida a dibujos, pinturas y esculturas. Imaginemos si, al llegar a su monumento en Washington, Abraham Lincoln nos saludara. Algo parecido ha puesto en marcha una asociación de arte21 de Filadelfia donde los usuarios escuchan una historia, producida por una emisora de radio, sobre la escultura exterior que están viendo. Sabe- mos que el recuerdo de la información es mayor cuando imagen y audio se complementan, así que en este caso el sonido puede ser un gran aliado.
Artes escénicas: teatro, danza, música, cine
La relación de las artes escénicas con la oralidad es muy clara y su base la forman sonidos y
voces. Ni que decir tiene que el teatro es la
pura esencia de la oralidad, la manifestación del cuerpo y la voz al servicio de la interpretación
de una historia. En su relación con la oralidad, al teatro lo han beneficiado y lo benefician la radio y el podcast. Una de las vías por las que muchas personas han tenido acceso a las obras dramati- zadas ha sido a través de los radioteatros que se generalizaron en la radio española entre los años cincuenta y setenta (Rodero y Soengas, 2010). Entonces, mucha gente sin poder adquisitivo podía reunirse en torno a la radio para disfrutar de las obras teatrales, así como también de las novelas. Hoy en día, Radio Nacional de España22 continúa la producción de audiodramas. También hay iniciativas independientes que, en formato podcast, permiten escuchar audioteatros, como TEAFM23, o asistir a un radio teatro en directo en La Casa Encendida24 o a las representaciones de Audiodrama25.
La danza es quizá el elemento más ajeno a la palabra hablada porque es un arte más visual, aunque también le afecta el sonido a través de la música. En este sentido, la tecnología ya permite sincronizar el sonido con el movimiento o variar ritmos en función de ese movimiento. A pesar de que la voz hablada está aquí ausente cuando la melodía no tiene letra, podríamos imaginar una
escena de danza con incursiones de voz o incluso con una voz en off que, sin interrumpir el acto, pudiera explicarnos determinados conceptos que no hayan quedado claros. Otra idea es crear un podcast que el oyente pueda escuchar una vez se ha disfrutado la obra.
La música es uno de los elementos más impor- tantes del lenguaje sonoro. Es el que en mayor medida despierta las emociones y cambia esta- dos de ánimo porque tiene un procesamiento más emocional que racional (Rodero, 2015).
En ella se pueden distinguir dos funciones. La música como obra creativa, como elemento autónomo, y la música utilizada para acompañar otras creaciones culturales, como elemento complementario. En su primera función, está claro que las emisoras de radio musicales, los conciertos o los dispositivos de reproducción de música han avanzado de manera significativa. Las plataformas de streaming, como Spotify, que han convertido la música en un servicio, permi- ten incluso almacenar los gustos de los oyentes y programar las canciones en función de esas preferencias. Junto a ellas, comienzan a surgir otras iniciativas especializadas en un solo tipo de música, como, por ejemplo, la clásica. Carreras26 (2017) explica el proceso de transformación de
la música en este mundo digital en este mismo anuario, así que no profundizaremos en su evolución.
En el caso de la música empleada como ele- mento complementario, debemos recordar
que cualquier experiencia sonora cultural es susceptible de utilizarla. Puesto que es capaz
de modificar estados de ánimo, resulta muy útil en la creación de ambientes, por ejemplo, en un museo antes de una actividad determinada o en cualquier acto cultural donde pretendamos im- buir un determinado estado de ánimo. La música es muy efectiva utilizada en combinación con
los otros elementos del lenguaje. Imaginemos
la narración de una obra poética con un fondo musical donde voz y música se funden para provocar una experiencia anímica y sensorial muy poderosa y única. Además, la música favorece
EL PESO CRECIENTE DE LA VOZ Y EL SONIDO PARA COMUNICAR EN LA ERA DIGITAL · EMMA RODERO
Tendencias digitales para la cultura