Page 135 - 100 años en femenino
P. 135

 (VV. AA., 2004). La legislación igualitaria que se reclamaba se fue abriendo camino paulatinamente a través de la Ley de Relaciones Laborales de 1976, la Constitución de 1978, el Estatuto de los Trabajadores de 1980, y más tarde, la Ley de Conciliación de la Vida Laboral y Familiar, de 1999, hasta lle- gar a la Ley de Igualdad de 2007. Además, desde 1988 se han llevado a cabo los Planes de Igualdad de Oportunidades, pro- movidos por el Instituto de la Mujer.
La presencia de las mujeres en el mercado de trabajo se esta- ba incrementando en España en los años de la Transición, algo que había ocurrido en las décadas anteriores en muchos países europeos. En nuestro caso, dada la crisis económica iniciada en 1973, muchas de esas mujeres que pasaban a integrarse en la categoría de «activas» no lo hacían como ocupadas, sino como paradas, llegando la tasa de paro feme- nina casi a duplicar a la masculina a principios de los años noventa. Ahora bien, la tasa de actividad femenina (que, como sabemos, solo recoge el trabajo remunerado) no ha parado de crecer desde entonces, aproximándose, a princi- pios del siglo xxi, a la media de la Unión Europea, pero en las épocas de crisis el paro sigue afectando de modo especial a las mujeres (Sabaté, 2006). La caída de la natalidad, tar- día en el caso español, ha sido muy rápida: de 2,9 hijos por mujer en 1970 a 1,3 treinta años más tarde, habiendo sido explicada una fecundidad tan baja como una consecuencia de la falta de equidad entre géneros en el mercado laboral y en el doméstico (Solsona, 2006).
En estas décadas se ha reducido de forma drástica la propor- ción de mujeres dedicadas en exclusiva al trabajo domésti- co (de casi el 60 % en 1976 a menos de un 30 % en 2002), y ha triunfado, en cambio, el modelo de la «doble presencia», que pone el acento, no ya en la acumulación de dos jornadas de trabajo, sino en la necesidad para las mujeres de asegu- rar una presencia simultánea en ambas esferas: doméstica y mercantil (Borderías, Carrasco y Alemany, 1994: 77-91), ya que los estudios sobre el uso del tiempo muestran el ligero aumento del dedicado al trabajo doméstico por parte de los varones. Las estrategias de compatibilización pasan así por el desempeño de trabajos con horarios previsibles, o bien, dis- continuos o a tiempo parcial, la ayuda mutua entre mujeres de distintas generaciones y el trabajo de las inmigrantes, de modo especial en el cuidado de la infancia y de las personas mayores o dependientes, habida cuenta de la insuficiencia
Joaquín Amestoy
Imposible hace diez años.
Mujeres que representan algunos de
los cargos y profesiones conquistados en los últimos años y que eran cosa de hombres: de izda. a dcha.: María Luisa Jordana, directora del Instituto del Bienestar Social; María Dolores Dorero, jefa de la policía femenina de Madrid; Juana Baeza, ingeniera de minas (Madrid); Concepción del Carmen, juez de menores (Madrid); Carmen Conde, académica de la Real Academia de la Lengua Española; María del Carmen Briones, delegada provincial de Trabajo; Maite Barreiro, chica del bingo (Madrid); Mari Nieves Cuadra, conductora de la EMT; Matilde Santos, ingeniera naval (Madrid); Mari Fortes, torera (Málaga)
1 de febrero de 1979
El País, Madrid
136—Gloria Nielfa Trabajo, salud y vida cotidiana de las mujeres en España durante el siglo xx

























































































   133   134   135   136   137