Page 135 - El rostro de las letras

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zadas por los grandes fotógrafos de Madrid en sus largos periodos de estancia en la capital, como por los profesionales catalanes en las repetidas ocasiones en que viajó a Barcelona y se acercó a Sitges para visitar el Cau Ferrat de Rusiñol, donde vivió un amor sin con- secuencias –“y por supuesto angélico”, según Pla–, con Guimerá.
De don Àngel Guimerà (Santa Cruz de Tenerife, 1845-Barcelona, 1924) conocemos su frágil y venerable persona, a través de las decenas de fotografías de Audouard, Esplugas y Amadeo, que nos lo muestran menudo y como desarbolado, algo cargado de espal- das, vestido siempre de negro, las anacrónicas chalinas abrochando sus cuellos almidonados, la barba y los anchos bigotes como una fronda que ocultaba su boca, incluso en los años en que aún fue joven. Los reporteros como Merletti y Badosa registraron luego los momentos más señalados de su vida, con ocasión del estreno de sus obras; en la tertulia del café Español, sentado en un velador a
Alejandro MERLETTI. Àngel Guimerà (1845- 1824) con el músico Enric Morera, con el que colaboró en la sardana La Santa Espina, estrenada en 1907 en el teatro Principal de Barcelona. (Colección particular)
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